LA CIUDAD DE LOS MILAGROS

En todo cuento del Islam antiguo se nos aparecen las figuras del sátrapa y del joven héroe enamorado. De figurante suele aparecer también algún pícaro, que en este mundo de todo hay. Ese Islam antiguo llegó a ocupar gran parte de la piel de toro y Almanzor, ese sátrapa cordobés, se alcanzó hasta Compostela para birlarnos las campanas de nuestra primigenia catedral, cosa que logró para su buen provecho y nuestro oprobio, qué se le iba a hacer, por entonces tampoco dábamos para más.
Un milenio después, durmiendo bajo tierra el cordobés, rigió igualmente en Compostela y en la Galicia toda un nuevo sátrapa, uno de esos gobernantes que traen las holgadas y mal digeridas mayorías absolutas, un sátrapa bueno por electo, pero sátrapa al fin. Tuvo aquel sátrapa la ventaja de que en el cuento no había un héroe que le pusiera freno y como ya se sabe que los dioses ciegan a quienes quieren perder, así se estuvo, en las suyas, hasta que el pueblo entero tras heroico combate contra el petróleo lo mandó a su casa; algo que por otra parte ya le llegaba pues el sátrapa iba desde siempre cargado de años. Cuando al sátrapa le intuyeron que ya iba mayor le dio por revisar sus grandes obras para la posteridad, y al no encontrar ninguna, ni falta que hacía por otra parte, convocó consigo mismo un concurso de ideas y dio en parir una nueva catedral, ésta moderna y laica, que le permitiese a su nación, es decir a él mismo (en esto eran uno), hinchar pecho ante el mundo entero.
Desechada una réplica del vaticano, idea africana destinada a fenecer frente a la majestuosidad de la milenaria catedral, dio en concebir una enorme catedral del arte y la cultura, esa moderna y sofisticada religión sin Dios que siempre pasaporta a uno a la historia, además de vestir bien. Reunió a su consejo de bufones, muchos de los cuales pese a la costumbre de asentir a todo, se quedaron perplejos, y optó por canalizar todo en persona y con el bufón del ramo. Imbuido en tal enorme responsabilidad, el subordinado quiso ir más allá del encargo y comprendiendo, tan despejada era su mente, que aquella obra era también la de su vida, puso el mayor empeño y dedicación en la tarea. Razonó que lo primero era encargar el diseño a un moderno Dios de la arquitectura por lo que convocó un concurso de ideas, éste al parecer también consigo mismo pese a no carecer de figurantes, y resolvió confiar en el arquitecto y proyecto que más disparatado le pareciese, pese a las oportunas advertencias de alguno de los figurantes que desde el primer momento predijo el desastre, pero para algo era uno el enviado del sátrapa.
El enviado comprendió desde el principio que la eficacia presupuestaria era por definición un estorbo, ¿acaso se le podía poner precio a la eternidad? y se puso manos a la obra sabedor de que el dinero en circulación siempre genera riqueza. La ejecución de la obra pronto se convirtió en una gran bola de nieve presupuestaria que bajaba ladera abajo sin control, al sátrapa no le importaba, la obra quedaba linda a la vista y al fin y al cabo también las antiguas catedrales habrían costado un huevo. El tiempo fue pasando y un día al sátrapa los periódicos de su nación, que hasta entonces también le reían las gracias, le decidieron que tanto disparate no podía ser silenciado y comenzaron a contar a los ciudadanos lo que había, pues éstos algo intuían pero de natural miraban para otro lado, así que entre unos y otros se puso de moda llamar a las cosas por su nombre y entonces el sátrapa comenzó a intuir su final. El equipo de bufones decidió nombrar de entre ellos al que les pareció más capaz y consultar a los súbditos si les preferían a ellos o a lo que fuera. Los súbditos decidieron por poco apostar por lo que fuera, y así, sintiéndose un poquito más ciudadanos, enviaron a sus casas a toda la corte del sátrapa.
Con los que fuera mezclados en el poder, se intentó poner orden, se crearon comisiones para intentar comprender la cosa y cuanto más se reunían, más nítido se vislumbraba lo oscuro que era el túnel. Al final decidieron que tan ruinoso era seguir con los trabajos como pararlos, así que se optó por acabar la obra y luego ya veríamos, aconsejando de paso alguacil y eventual picota para unos cuantos, encomienda que fue girada al cuerpo de señorías. Mientras esto ocurría en la ciudad de los milagros, nuestros vecinos asturianos, al igual que antes hicieran los vascongados, pensaron en la mejor manera de promocionar culturalmente su comunidad, estudiaron con detalle las posibilidades y sus recursos, se buscaron socios que garantizasen su viabilidad y finalmente acometieron una gran obra, teniendo somero cuidado en el coste de su ejecución. A día de hoy tanto el Guggenheim como la ciudad de la cultura de Gijón son realidades rentables, ejecutadas por iguales genios de la arquitectura, pero pensadas por políticos eficaces. En el antiguo reino del derrocado sátrapa, sus otrora bufones siguen proclamando a los vientos su inocencia mientras que el sumando de los otros gestiona como puede la cuestión a la espera de un milagro. Tal y como están las cosas me apunto a montarle un mausoleo al sátrapa, puede que cuando se le agoten los telediarios devenga en un nuevo Santiago de la derecha hispana, epicentro de peregrinos, que querrán ver el milagro de quien se tornó de servidor de caudillo a sátrapa en la España que se rompe, de paladín de la eficacia a cerebro del disparate, que sirva en definitiva para pregonar la cuestionada eficacia de la gestión popular, oratorio a la fuerza de marianas esperanzas, y es que ya se sabe ….. cuando la fe se tambalea, en la ciudad de los milagros todo es posible.

S.A.R.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

No está mal el cuento. Sin embargo, lo encuentro un poco largo. Parece más un pregón. Y, el final es demasiado predecible (el satrapa no tenía ninguna pócima mágica, ¿verdad?; ¿el sistema ha cambiado desde que se fue? ¿el satrapa no tiene aspirantes a sucederle?...; me asaltan dudas compañeros de izquierdas). Además el tema es demasiado triste para literaturizarlo. Me niego. La "Ciudad de la cultura" es la cruel paradójica metáfora de la incultura de nuestra sociedad (me refiero, ahora, a la gallega); sociedad en la que en el 70% de los hogares no se compra ni una media de tres libros al año; en la que aproximademente el 70% de la población no ha ido nunca al teatro; donde más del 80% de la población no lee más de un libro al año;...
Si la cultura estuviese en la calle algunos gobernantes estarían en la carcel.

Anónimo dijo...

Este tipo de grandes negocios me costó siempre mucho entenderlos. A lo mejor simplemente por eso, por que son negocios, y no he nacido para mercader, ni para promotor, ni para "tratante", ni para político. Ahora bien, mas de una vez me he preguntado como la UE nos ha dado dinero para esos proyectos faraónicos sabiendo como sabemos que en La Coruña no tenemos depuradora de aguas, y en la ria del Burgo se vierten residuos de la zona de Oleiros que provocan que el número de "colis" supere los 40.000 cuando el límite tolerable es de 6.000. No tomaré nunca berberechos de la ria. Volviendo al tema: Todos los grandes faraones construyeron su pirámide. La vida eterna puede ser muy larga, a ver si nos enteramos. Otra cosa son las comisiones.

Anónimo dijo...

Perdona Florentino:

Cuando te refieres a comisiones, te refieres a las parlamentarias o a las otras? ... el tema comienza a pintar sobrecogedor. No sé si procede tildar a Fraga de sátrapa, la realidad es que la ciudadanía le votó sucesivamente y pese a saber todos que el rey iba desnudo, jamás dejamos de alagarle los vestidos, defecto de la sociedad gallega, puede ser, ausencia de una alternativa creíble, puede ser también, el caso es que Fraga, sobre todo su última legislatura, se había convertido en un serio problema para el progreso de Galicia, y pese a ello a los ciudadanos les costó entenderlo y se fue a casa por un solo diputado. Cada vez creo sinceramente que cada pueblo tiene los políticos que se merece.

Anónimo dijo...

Me parece un escándalo lo que ha sucedido con la cidade da cultura.
El analfabeto ex conselleiro Pérez Varela (o pequeno Goebbels, le llamaba Beiras) es un personaje de opereta que da el nivel de la política del PP y el del propio Fraga, un político al que le cabía el estado en la cabeza pero que, en la práctica, lo que hacía era disfrutar de los privilegios del poder y delegar en acólitos como el propio Pérez Varela, el inefable Cuíña Crespo y tantos otros, sin contar a los barones de Lugo y Orense. Son formas de hacer política que engendran monstruos como este o la regasificadora de Mugardos, disparate inconmensurable. Y me callo otro disparate porque soy un tipo con sentidiño.

Son patatas calientes que este gobierno se ve obligado a deglutir de la mejor forma posible.

Llama también poderosamente la atención que periódicos como la Voz de Galicia se permitan ahora criticar con tanta vehemencia cuando en su día callaron como muertos.

En todo caso, aparte de la desfeita del PP y del interesado silencio de la prensa “libre”, lo sucedido evidencia la tesis del fracaso del control de gestión de la administración en España, tema que mencionaba un participante en el foro el otro día y que un día de estos me gustaría desarrollar porque es extremadamente importante. No hubo ningún mecanismo eficaz que impidiera que esos disparates se perpetraran o que, simplemente, los cuestionara y , únicamente años después, el Consello de Contas sacó un informe demoledor. A moro muerto, gran lanzada.

Anónimo dijo...

Vale: a cidade da cultura é un disparate, a regasificadora de Mugardos outro. E qué pasa co porto exterior da Coruña? A menos de 10 millas náuticas, dous portos que poden desenrolar perfectamente o mesmo cometido.
Non. Corrixo: o porto exterior da Coruña, dada-las suas particularidades, non está preparado para o tráfico de contenedores, o futuro do tráfico marítimo. ¿Ninguén comenta este terceiro disparate? ¿Hai disparates que son bos porque son de esquerdas e outros que son malos porque son de dereitas?

Saudiños

Anónimo dijo...

Lo del puerto exterior es otro cantar, ya que el coste será enorme y quizá la ubicación no es la más adecuada, sin embargo, será rentable (cosa que la ciudad de la cultura ni de coña)y lo más importante es que fue una ocasión de Paco de traer una inversión que "sin duda" generará riqueza en la comarca, por otra parte en su ejecución no se están dilapidando recursos públicos sino gastando lo necesario y se sabe desde el principio lo que se va a hacer con el puerto, por todo ello nada comparable con el fiasco de Santiago.

Anónimo dijo...

Coincido en que lo de la ciudad de la cultura es un escándalo.
Coincido en que lo de Mugardos es difícilmente justificable.
Creo que lo que tiene que hacer la Xunta es intentar racionalizar en la medida de lo posible y creo que lo está intentando con buena gestión y sentido común.
No coincido con Breogán en comparar el puerto exterior de La Coruña con los otros 2 temas. El puerto exterior es una gran obra que ha conseguido un gran alcalde gracias a su acertada gestión personal. Una obra que garantiza el futuro económico de esta ciudad y que era totalmente necesaria, aunque tenga un gran coste. Eso de que no sirve para contenedores tendrá que explicar por qué lo dice. El hecho de que haya 2 puertos exteriores se debe principalmente a que Ferrol no quiso coordinar su puerto con el nuestro.
No se puede mezclar agua con aceite con la única finalidad, me temo, de criticar a quien tantas y tantas cosas hizo por la ciudad de La Coruña.

Feliz Navidad

Anónimo dijo...

Anónimo:
No voy a entrar en el tema de la operatividad del puerto exterior pero sí quiero decir que se consiguió gracias a que ese gran alcalde permitió que se celebrase un consejo de ministros del PP presidido por Aznar en María Pita justo en pleno apogeo del prestige y del nunca máis: un gran balón de oxígeno. Hay una foto en la que aparece ese gran alcalde muy sonriente mientras Aznar y todos los ministros del PP(incluidos Acebes y Zaplana, además de Rajoy)se escacharran de la risa con su aparente chiste.
Eso se llama traicionar los principios y traicionar al partido por un plato de lentejas en forma de puerto exterior. Esa traición a los principios era solamente continuación de otras anteriores, cuando dinamitó el psoe de Galicia para garantizar su feudo personal.
Era un alcalde tan grande que le han mandado al Vaticano para que esté más cerca de Dios, concretamente a su derecha.

Saludos desde mi finca de Prusia Oriental

Anónimo dijo...

La ciudad de la cultura es el mayor escándalo de historia de Galicia y es el fruto de una manera de entender la política.
También creo que el puerto exterior es un proyecto mal dimensionado y bastante anacrónico, pero que probablemente fuera la única alternativa posible para propiciar el crecimiento económico de La Coruña. A veces es
necesario huir hacia delante.
Confiemos en que, en Galicia, nunca más se repitan situaciones en las que una sola persona pueda imponer sus visiones delirantes a la sociedad como hizo Fraga.

Anónimo dijo...

Opino como Jonás: o conto non está mal pero é un pouco longo e mellorable estilísticamente.
Respecto á Cidade de Cultura considero que o noso bipartito actuou con indecisión e como consecuencia, con lentitude. Vaino pagar nas eleccións do 2009 porque para entón non vai ter nada que inaugurar e non foi o suficientemente valente para lle dicir ao pobo galego que ese proxecto non era seu, que era o proxecto faraónico dun megalómano franquista e que non o ía asumir.
Breogán fai referencia ao porto exterior e leva razón. O de Ferrol, comezado antes, está aí ao lado, podémolo ver desde a nosa cidade. ¿É necesario o de Punta Langosteira?
Se o cesáreo Paco Vázquez non vivise de costas ao resto de Galicia (antigaleguismo incluído), con toda seguridade, dada a súa capacidade de liderato, sería quen de artellar a "Grande Coruña" da que Ferrol formaría parte. Pero Paco Vázquez foi un obstáculo para a creación dunha área metropolitana, quizais porque se vería obrigado a compartir o poder, a negociar, e para el "La" Coruña era o seu feudo, a súa obra, era súa.
A proba do que digo é que tivo que marchar ao Vaticano, porque non ía repetir maioría absoluta e non sería quen de negociar co Bloque. ¿Ía consentir o electorado socialista unha alianza co PP, tendo un goberno co bloque na Xunta? NON
E continuando coas obras de Punta Langosteira, xa van catro mortos en accidentes laborais, ¿o concello non ten nada que dicir a iso? ¿como non obriga ás empresas a que respeten a lei de Prevención de Riscos Laborais?
Volvemos ao de sempre, ¿para que queremos leis se logo non se aplican?

Anónimo dijo...

Hombre, Damasceno, sin entrar en el tema del puerto exterior, que me encantaría, pero no puedo porque soy gente de orden, creo que es un poco injusta tu crítica al bipartito. La conferencia de Tuco Cerviño del otro día fue interesante al respecto. Realmente ningún gobierno podría permitirse el lujo de dejar las obras a medio terminar, aparte de que jurídicamente ya estaba comprometida su ejecución. Lo que hay que hacer es intentar reconducir el proyecto y, para eso, el bloque (que en otros temas, como medio rural creo que aporta mucho) no aporta casi nada porque tiene una concepción enxebrista de la cultura difícilmente compatible con la modernidad. Habrá que ver en qué acaba todo esto.
Lo que sí habría que hacer es comunicar mejor a la ciudadanía por qué se ha adoptado la solución de seguir adelante, con sus pros y sus contras.

En cuanto a Paco Vázquez, creo que es un excelente embajador en el Vaticano. De hecho creo que no podría haber otro mejor y, por eso, opino que nunca debería dejar ese cargo porque sería una gran pérdida para este país.

Feliz Navidad