España, con más de 44 millones de habitantes y una renta per cápita cercana a los 19.642 €/año, se encuentra entre las 10 economías de mayor volumen de los países occidentales. Esta posición, relativamente ventajosa, es consecuencia del rápido proceso de transformación y de los cambios estructurales registrados a lo largo de los últimos 30 años.
Estos cambios han permitido equiparar de forma acelerada la situación del sistema productivo español al de otros países europeos: agricultura, 5’5%; industria (incluída la construcción), 30’1%; servicios (en el que el turismo tiene una importancia vital) 64´1 %. Así pues, la evolución de la economía española en las últimas décadas se ha caracterizado por su progresiva apertura al exterior y su integración plena en la economía internacional.
Por otra parte, es un hecho histórico que en los dos últimos siglos el crecimiento económico ha presentado fluctuaciones y crisis cíclicas. Todo auge económico conduce finalmente a la recesión y a la crisis, la cual termina por abrir las condiciones para la reactivación , que a su vez despeja el camino para un nuevo auge.
Asimismo la globalización se ha visto acelerada por diversos factores: el surgimiento de una revolución científico-técnica, el crecimiento de la exportación del capital y del comercio internacional, el incremento de la actividad del capital financiero, el predominio del sector servicios sobre la industria (producción de bienes materiales) en el PIB.
Es decir, el estallido de una crisis de superproducción en la economía globalizada de hoy responde a la misma causa fundamental expuesta por Marx en su época: "La agudización de la contradicción económica fundamental del capitalismo y no otra, y dado el nivel de internacionalización actual del capital y de todas sus leyes y contradicciones, su alcance no se limitará a un país con extensión mundial gradual, sino que será una crisis mundial y global que además de ser internacional por esencia, abarcará todas las esferas de la vida económica, social y política de la sociedad mundial".
En nuestro país en donde primero ha aparecido la crisis ha sido en el sector de la construcción. La venta de la vivienda, que cayó un 24’4% en febrero, constata la situación de crisis por la que está pasando el mercado inmobiliario español. Durante el mes de febrero, la compra-venta de viviendas disminuyó un 2% respecto al mismo mes del año pasado y situó la cifra en 55.462 inmuebles. El 92’6% de las viviendas tramitadas por compraventa fueron libres, mientras que el 7’4% restante eran de régimen de protección. El número de viviendas libres bajó un 23’6% en ta- sa interanual, mientras que el de protegidas ha caído un 33’7% del total de inmuebles transmitidos en el mes de febrero; el 51’5% correspondió a viviendas usadas y el 48’5% a las nuevas. Por su parte, el número de viviendas hipotecadas registró una caída en la tasa interanual del 25’83% como consecuencia del freno en la venta de viviendas. El importe medio cayó un 0’8%, situándose en 148.965€. Por otro lado, el importe medio por hipoteca constituída sobre el total de las fincas rústicas y urbanas se situó en 169.320€, un 4’8% menos que en febrero de 2007.
Con todo, el Gobierno estudiará con los promotores inmobiliarios la posibilidad de transformar en vivienda protegida parte del stock de medio millón de viviendas libres que los constructores no consiguen vender.
Sin embargo, existen muchos otros factores correlacionados estadísticamente con el bienestar de un país, siendo el PIB per cápita tan sólo uno de ellos, estando cada vez más cuestionado puesto que el PIB per cápita puede estar aumentando cuando el bienestar total materialmente disfrutable se está reduciendo.
Una tasa de crecimiento del 2’5% anual conduciría al PIB a duplicarse en un plazo de 30 años, mientras que una tasa de crecimiento del 8% anual (experimentada por algunos países como los tigres asiáticos) llevaría al mismo fenómeno en un plazo de sólo 10 años.
CARUSSO.
CARUSSO.
6 comentarios:
Buen artículo.
Sin nada que rectificar, solo me gustaría comentar y matizar varias reflexiones:
Es importante entender que, si bien, el crecimiento del PIB puede ser un síntoma saludable de una economía, no puede ser tomado como indicador en exclusiva de que todo va bien; todo depende de como se crezca. Hay países del Africa subsahariana que tienen tasas de crecimiento del 15%, Cuba crece siempre por encima del 5%, y Venezuela tiene un crecimiento espectacular, pero el reparto de la riqueza roza la nulidad.
Es más aconsejable, si uno quiere atender al resultado de un cierto crecimiento, observar los índices de desarrollo humano, en donde España está sustancialmente por encima de otros países (incluídos los tigres asiáticos). Ellos crecen más, pero nuestro nivel de vida es sustancialmente superior, y no lo digo yo, lo dicen las cifras.
¿Cuales son nuestros mayores déficits?, hay un problema de doble naturaleza para afrontar el futuro; cultural y estructural.
El estructural tiene que ver en como se trata, burocrática y fiscalmente, a las pymes y sociedades privadas frente a otras inversiones, como en Bolsa. Hace tiempo ya se planteó acercar la presión fiscal real que soportan la pequeña y mediana empresa a los fondos de inversiones y demás productos financieros, e incluso elevar estos últimos paulatinamente.
La otra cara de la moneda es el problema cultural. Además de los grandes Bancos y fondos de inversiones internacionales, los otros grandes culpables de que hayamos invertido nuestros ahorros y beneficios en el ladrillo, somos los españoles. Mientras otros países en Europa montan empresas, nosotros compramos pisos y luego dejamos que se revaloricen o los ponemos en alquiler.
Vivir de rentas es muy cómodo, pero tiene un pequeño problema; no genera prácticamente empleo. Solo en el sector de la construcción, pero con otro handycap, era anti-social, los costes de la sociedad civil y el Estado para financiar la protección de pisos se disparó, y la emancipación se hizo imposible.
En cuanto la gallina de los huevos de oro se desplomó, todo ese beneficio se esfumó, como es esfumaron los beneficios virtuales de los accionistas de Enron, pero no había riqueza física, no había valor... no había productos, ni ideas ni negocio, solo pisos vacios.
¿Por qué hice aquel artículo diciendo que los socialistas teníamos que ponernos, urgentemente, a fomentar la iniciativa privada?, porque es lo que los socialistas debemos hacer.
Para que el Estado del Bienestar tenga futuro, para tener una economía con bases reales, que será mucho más solida ante crisis financieras internacionales, en vez de una economía de beneficios virtuales, para aumentar la responsabilidad fiscal y para reducir la tasa de desempleo, generando valor en el mercado, es necesario abandonar el modelo de meter dinero en el sector inmobiliario a mansalva, y fomentar la inversión en capital productivo.
Para ello, se debe fomentar el auto-empleo y la iniciativa empresarial, y para ello, hay que reducir burocracia, y amoldar nuestro sistema fiscal, penalizando progresivamente las inversiones que menos nos convienen ahora, y promocionando las que más nos convienen.
Si mucha gente se pregunta porque en Coruña parece que hay tanto dinero, pero los jóvenes se tienen que ir de la ciudad porque no hay empleo, que levanten la mirada y se darán cuenta donde está metido el dinero.
Saludos.
Todos fuimos cómplices en la burbuja inmobiliaria. Todos los españolitos nos pusimos a especular como locos. ¿Quién no conoce a alguien que no presume de haber vendido por el doble un piso después de cuatro o cinco años?
Evidentemente, no quiero decir con esto que el problema sea solo de pecado individual. Lo que dicen MNR y CARUSSO me parece acertado. Sólo quería añadir esta pequeña reflexión. Un saludo
Estou completamente de acordo con MNR. Vivimos moito mellor que os habitantes dos tigres asiáticos aínda que a nosa economía medre menos. Porque a calidade de vida non se mide polo PIB. Senón por moitas outras cousas que todos coñecemos.
O problema é que temos que desenvolver un tipo de economía productiva e non especulativa. A economía española nos últimos anos foi fundamentalmente especulativa. Para min ese é o grande erro.
Debemos incentivar, como di MNR, unha economía produtiva, que produza coches, ordenadores, IDEAS, porque as ideas traducidas a ciencia e tecnoloxía son altamente rentables. Pero me temo que facer este cambio vai ser complicado.
En España vimos dunha cultura na que era mal visto traballar polas propias mans, un hidalgo vivía de rendas e o ideal de moitos españois segue sendo ese, pero modernizado, claro: vivir das rendas inmobiliarias ou no seu defecto ser funcionario, que é como ter unha renda vitalicia.
Estou contigo MNR en que hai que incentivar a iniciativa privada, sempre que o beneficio que esta produza revirta na sociedade, é dicir, en todos e cada un dos cidadáns.
Nos USA, iniciativa privada hai moita, pero tamén unhas moi grandes desigualdades sociais. Falar da súa seguridade social daría para moitas liñas. Unha aperta.
Me uno también a lo expuesto en el acertado artículo y a lo añadido por mnr, como siempre muy agudo, y quiero añadir que un buen ejemplo de lo que se dice, pero llevado al sector empresarial podemos verlo en las recientes huelgas de percadores y de transportistas. Sabemos desde hace años que nuestros pescadores y transportistas hacen mal los deberes, que no son sectores optimizados, que salir a pescar tiene un coste de combustible difícil de llevar luego a los precios y que los intermediarios encarecen demasiado los precios de manera que el consumidor paga caro y el productor cobra muy poco. Pretender seguir sosteniendo artificialmente algo insostenible no es la mejor política; es necesario que sepan competir en el mercado sin esperar oxígeno de papá Estado, entre otras cosas porque ese oxígeno menguaría mucho más las arcas públicas con la consiguiente merma de instrumentos para poder reactivar la economía o ayudar a quien de verdad no pueda sostenerse. Pedir a estas alturas ayudas al combustible rebajando la fiscalidad, o tarifas mínimas como pretenden ahora los transportistas, es disparatado. Los autónomos del transporte tienen que saber que compiten en un sector sobreocupado y que haciendo la guerra por libre siempre serán víctimas de sus clientes, es ley de mercado y lo mejor es espabilar en vez de llorar.
Respecto al gobierno, haría mejor en explicar con tranquilidad lo que ocurre, creo que lejos de crear pánico, ayudará a ganar credibilidad, ya que ahora las previsiones de Solbes van siempre muy por detrás de los acontecimientos; no es como en la anterior legislatura cuando el FMI de Rato largaba previsiones de crecimiento chuscas para España, siempre incrementadas por Solbes al que luego la realidad daba la razón, aquello era puteo político, lo de ahora, como dice Greenspan, es una crisis estructural, la más grave desde 1929, así que convendría recordar cómo se salió de aquella del 29, con el New Deal, de manera que imaginación al poder y a trabajar.
Lo que se aprendió en el crack del 29 es que no se puede prestar dinero sin pedir ningún tipo de garantía. En aquel momento el Estado salió al rescate (como siempre), pero la lección que se aprendió en aquel momento es que el capital privado no puede hacer lo que le de la real gana, porque eso nunca funciona.
"Cuando los mercados son concebidos en términos de obtención de beneficios, no promueven -como dice la teoría clásica liberal- la eficiencia en los servicios, sino la concentración de la riqueza y la especulación. De esta forma, el valor económico real de los activos del planeta es ahora tres veces inferior a los instrumentos financieros (bonos, títulos, acciones, derivados, etcétera) emitidos tomando como referencia esos activos". Esto se decía recientemente en un diario de tirada nacional sobre la crisis actual, lo cual nos puede "iluminar" un poco sobre las causas de la crisis de efectos globales y su impacto en nuestro país. No sé si la actual crisis es "sistémica" o "cíclica"-no me encuentro capacitado para un certero diagnóstico-pero creo que más que recurrir a Marx o Krondatieff o Schumpeter, me dedicaré a leer los indicadores, a anotar las crisis bancarias, la falta de liquidez en los mercados financieros, las respuestas o las falta de respuestas de la OMC, la crisis alimentaria, los efectos de la hambruna en ciertos países, las recetas del FMI y del Banco Mundial, etc. Sólo así podré hacerme una idea de la magnitud de la crisis actual. De momento, creo que la cosa está más cerca de una crisis sistémica que de una crisis meramente cíclica, pero esto es solamente una opinión que tiene algo de presagio. Me parece que la naturaleza de la crisis tiene más que ver con la complejidad-la hipercomplejidad, más bien-del sistema financiero internacional que con otros factores que, haberlos, haylos. Creo que nada volverá a ser igual y habrá que actuar-me refiero a los desposeídos de la tarta de la abundancia-en consecuencia. Pero no buscaré la respuesta en manuales llenos de polvo...
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