O SEÑOR B, AS PONTES E AS RIBEIRAS

Gusto moito das cidades con río, porque o río obriga a que existan pontes e ás veces as pontes son moito fermosas. Por iso estimo tanto cidades tan disímiles como París e Porto.

Unha ponte obriga a existencia de dúas beiras ou, nos casos citados, ribeiras. A ponte é, polo tanto, a viaxe útil ou inútil, entre dous puntos, que de non ser por ela estarían moi alonxados. A razón é a ponte que une a lembranza e o esquecemento.

O completo esquecemento é un baleiro profundo que nos despersonaliza pois produce en nós a irrebatibel sensación de ser ninguén. Porque a inefable imbricación de todas as nosas accións, sensacións e mesmo paixóns realizadas, experimentadas e gozadas ou sufridas é a nosa vida

A completa e continua lembranza da mesma é un peso intolerabel para calquera vigoroso atalante da intelixencia. Quen soportaría a visión continua e caleidoscópica de todos os nosos bambeos existenciais? A razón peneira. Mellor ou peor segundo empregues un cribo ou unha criba (ás veces un –o ou un –a significan algo máis que sexo ou xénero). E segundo iso teremos unha apreciación máis ou menos aproximada do noso ser no mundo.

O señor B é encerrado nun cuarto dun hotel sen poder falar con ninguén. Con certa aperiodicidade os funcionarios nazis interrógano para obter a información que precisan. Cando o señor B, sempre a soas cos seus pensamentos, está a un paso da loucura consegue escamotear unha revista de xadrez a un dos seus verdugos. Despois da inicial decepción acaba por memorizar todas as partidas e mesmo crear outras novas que ocupan por completo a súa mente. Xa non ten que padecer a penosísima carga de sí mesmo, tendeu unha ponte ao seu presente. Pero unha vez na outra ribeira a súa mente so ve escaques brancos e negros, cabalos, peóns, torres, alfís, reis e raíñas. Un día o seu sistema nervioso non o atura máis.
A Gestapo, convencida da súa incapacidade mental e da imposibilidade de arrincarlle calquera información aproveitable excarcérao.
Grazas aos coidados dun bondadoso médico reconstrúe a ponte entre as dúas ribeiras.


Gerardo Morano, afiliado non relevante da UGT


NOTA IMPRESCINDIBLE: O señor B é o inesquecible protagonista de Novela de xadrez, de Stefan Zweig.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

A VIRXE DE GUADALUPE

CANDO VAI PARA RIBEIRA,

DESCALCIÑA POLA AREA

PARECE UNHA RIANXEIRA(BIS)



ESTRIBILLO



OLIÑAS VEÑEN, OLIÑAS VEÑEN,

OLIÑAS VEÑEN E VAN,

NON TE EMBARQUES RIANXEIRA

QUE TE VAS A MAREAR.

A VIRXE DE GUADALUPE

CANDO VAI PARA RIANX0,

A BARQUIÑA QUE A LEVA

ERA DE PAU DE NARANXO.(BIS)

Anónimo dijo...

Si la vida, te trata mal
y pierdes fuerza y moral,
no te acobardes
siempre tendrás, una mano que estrechar,
si alguna lágrima entristece
tu sonrisa y tus ojos,
si te falta paz,
cruza el puente sobre aguas turbulentas
y la encontrarás.

Si no sabes, que camino tomar,
si tus noches son un pozo de soledad,
si necesitas hablar,
siempre tendrás,
una mano que estrechar
y si te falta amor,
si el dolor te ahoga el alma
y apenas puedes respirar
cruza el puente sobre aguas turbulentas
y te aliviarás.

Pisa fuerte, al caminar
y brillarás cada día más,
creo tanto en ti,
siempre tendrás, mi mano, mi amistad,
tus sueños van camino de la luz,
cruza el puente sobre aguas turbulentas
no te dejes arrastrar.
Déjame que yo sea ese puente
cuando decidas cruzar


Camilo Sesto

Anónimo dijo...

Os recomiendo el libro "Ajedrez y comunismo" (título original: "Ahora puedo hablar") de Ludek Pachman, perseguido por el Partido Comunista en la antigua Checoslovaquia y parte activa de la llamada "Primavera de Praga", que reclamaba un socialismo "con rostro humano".

En Coruña hay cafeterías muy apacibles para echar una partidita de ajedrez, y no es extraño ver gente ocupada en ello.

Saludiños.

Anónimo dijo...

Siempre me extrañó que el movimiento caracoleante, en extraña diagonal, de esta figurita de ajedrez se asociara a un animal, y no a una imagen femenina, que ya en los remotos tiempos en los que se enseñaba estrategia militar sobre un tablero eran consideradas ladinas y extrañas. Sospecho que los políticos actuales juegan poco al ajedrez, y, sobre todo, conocen poco de su filosofía. Una lástima, porque las aplicaciones prácticas de este laberinto de movimientos fascinantes les sería de gran ayuda. Cuando se les pregunta por su ocio, casi todos se esfuerzan por encontrar un deporte, y un libro de cabecera. El ajedrez, como el álgebra, educa el razonamiento y las reacciones. Los movimientos políticos que aún colean pecan de muchas cosas, pero no de sutilidad. Peones, torres y reinas actúan con decisión y poco encanto.

El caballo avanza y se ladea. Toma por sorpresa, pero también rectifica en su movimiento. No resulta sencillo manejarlo: cuando se hace bien, es una herramienta poderosa, cargada de fuerza. Hay poco de engaño en él, pero mucho de sutil. Parte de los votantes-en las últimas elecciones generales- no se han sentido representados por su elección: votaron a la contra. El poder que se deriva de los líderes políticos actuales irradia una fuerza homogénea, que quema como un torrente de luz o un rayo láser. Pero tanto poder concentrado no evita la falta de ductilidad, la inflexibilidad, la dureza. Cosas que en estos atribulados tiempos constituyen la mejor garantía para el fracaso.

Anónimo dijo...

Yo soy más de parchís.
La concentración y tensión que se masca en una partida a seis y el que pierda paga los cafés es inenarrable.
Y es que en una partida a seis se pueden tomar muchos cafés por cabeza.
Conozco gente que ha perdido su casa en una partida a seis de parchís.

Anónimo dijo...

Muy sugerente, compañeiro. A mí los puentes también me gustan. Para no irme muy lejos, estos son tres de mis preferidos, por orden inverso: el puente del Burgo, que voló el cuerpo expedicionario inglés en retirada para cortar el paso a las tropas napoleónicas. El puente del pedrido, que me parece estéticamente notable (¿modernista?¿racionalista?) y Ponte do Porco, un espacio absolutamente zen sobre el río Lambre, donde, según la tradición, un jabalí mató a la esposa del Señor de Osorio, que era hija de Nuno Freire de Andrade, cuyo criado Roxín Roxal estaba enamorado de la chica y se encargó de matar al jabalí para vengarla y poner de manifiesto la cobardía del Osorio.

Hace poco leí una interesante novela ( “Las Benévolas”) en la que uno de los personajes secundarios, un ingeniero de la wehrmacht, se dedica durante la mitad de la guerra a reconstruir los puentes volados por los rusos en el avance alemán hacia Moscú y la otra media a volar (con evidente pena) los puentes anteriormente reconstruidos, esta vez en la retirada hacia Berlín.

Lo dicho, que a mí los puentes también me molan. Incluso hubo quien dijo que la política es el arte de tenderlos.

Nefertiti, no sabía que jugaras al ajedrez. Cuando quieras echamos una partidita.

Anónimo dijo...

Encántame ver que aos anónimos lles guste a poesía popular, de grande mérito.
Ao da Beira de enfrente, unha dúbida, trátase da tradución de Bridge over troubled water de Simon and Garfunkel?
Unha aperta, compañeiros.