UN NUEVO ORDEN ECONÓMICO II ( LO QUE NOS RESTA)

Lo que hoy se tiene claro es que no se puede consentir el colapso del sistema bancario, como ocurrió en 1932, precisamente porque ese colapso provocó la Gran Depresión. Ello justifica sobradamente el auxilio que se está últimamente prestando a la solvencia bancaria pero no debe permitir que olvidemos la máxima que jamás debimos de obviar: dado que los mercados financieros no tienden al equilibrio, no podemos dejarlos actuar por sí mismos.

Y ello porque ahora podemos decir, sin temor a equivocarnos, que los mercados financieros no pueden predecir con exactitud decaimientos en la actividad, pero sí causarlos, siendo éste el origen de gran parte de nuestros problemas.

Las burbujas a menudo llevan a crisis financieras, las crisis a su vez llevan a la regulación de los mercados financieros, por eso es mejor interpretar los mercados financieros como un proceso en evolución continua y ese proceso no puede entenderse sin tener en cuenta el papel de los reguladores, los cuales son a su vez tan falibles como los demás participantes en el mercado y más aun si los medios puestos en mano de los controladores son más nominales que reales.

El último acuerdo internacional sobre los requerimientos de capital necesario de los bancos - Basilea II – permite que los mayores bancos confíen en sus propios sistemas de gestión de riesgos y lo mismo les ocurrió a las agencias de rating, que se suponía debían evaluar la solvencia de los instrumentos financieros, todos ellos llegaron a confiar en los cálculos proporcionados por los emisores de esos instrumentos; algo increíble pero cierto.

En contra de lo que creen los fundamentalistas de mercado (neo-cons al uso), la estabilidad de los mercados financieros no está asegurada; tienen que mantenerla activamente las autoridades, tarea nada fácil puesto que el momento adecuado para limitar la expansión del crédito es durante la fase expansiva, algo nada popular. Los bancos centrales habitualmente responden a la inflación de precios y salarios, pero no se sienten interpelados a evitar la inflación de precios de los activos con lo que su eficacia es incompleta.

En medio de esta crisis global conviene echar un vistazo a la más importante de las economías en expansión: la china; una economía que se creía imparable y el más fiero competidor de los últimos años. El problema de China es que el coste real del capital ya es negativo, y la apreciación más rápida de la divisa lo hace más negativo; ello crea una burbuja financiera que aún está en sus comienzos, pero que probablemente aboque a una futura crisis financiera.

Pese a lo que estamos viendo en las economías desarrolladas, es posible que la economía global no entre en recesión dada la muy favorable dinámica de los países enriquecidos por el petróleo y algunas economías en desarrollo. China probablemente bregará por la crisis financiera actual y la recesión siguiente con gran éxito y ganará considerable fuerza relativa sin embargo la burbuja que allí se está formando es posible que acabe, como dijimos anteriormente, en una crisis financiera futura.

De hecho, la situación actual de retracción de la demanda ya está provocando serios problemas en el mercado chino, con despidos y cierres de empresas que acabarán creando una masa obrera desocupada en las ciudades que ya no estará por la labor de regresar al sector primario y que elevará la presión sobre las autoridades chinas las cuales no tendrán más opción que la del aperturismo político algo que a corto plazo probablemente limite su capacidad de competir, precio por otra parte liviano si ha de pagarse por avanzar en la democratización del país.


EL FUTURO: Parece claro que cualquier bajada del tipo de interés en USA incrementará la presión para romper el anclaje al dólar lo que incrementará la debilidad de la economía norteamericana. Como en toda crisis, probablemente el mundo en desarrollo tendrá mejores resultados que los países desarrollados.

Los reguladores del futuro necesitarán conocer más y mejor las innovaciones recientes, y no deben permitir prácticas que no se entiendan del todo; la idea de que la gestión del riesgo puede dejarse a los participantes es simplemente una locura. Los participantes deben de suministrar al regulador la información adecuada sea cuales fueren las consecuencias de tal suministro, y las autoridades deben de estar para garantizar que así sea.

Las autoridades deben de vigilar y controlar más durante la fase expansiva aun cuando pueda limitarse la rentabilidad de los negocios. Esta es quizá la tarea más complicada puesto que cualquier nivel de intervencionismo cuando se está en fase expansiva es difícilmente aceptable por el común de los agentes económicos y sin embargo hacerlo bien es la clave puesto que pasarse con las regulaciones puede paralizar severamente la actividad económica y quedarse corto ya vemos qué consecuencias tiene; en todo caso es evidente que sería un gran error volver a las condiciones que prevalecieron en los mercados tras la Segunda Guerra Mundial.

Las autoridades monetarias tienen que preocuparse no solo por controlar la oferta de dinero sino también por la creación del crédito. El monetarismo es una falsa doctrina; el dinero y el crédito no van de la mano.

Controlar el apalancamiento reducirá tanto el tamaño como la rentabilidad del sector financiero, pero eso es lo que exige actualmente el interés público.

Las políticas monetarias y fiscales anticíclicas típicas no servirán de mucho en el momento actual en el que hacen falta ayudas especiales para evitar el colapso del precio de las casas y el daño que ello provocaría. La clave, como siempre, está en acertar con esas ayudas puesto que los recursos para ello son limitados.

Las eternas reticencias del BCE (Banco Central Europeo) a bajar los tipos de interés supone una discrepancia entre las políticas monetarias de la UE y de USA y provoca presiones alcistas en el euro con las tensiones comerciales que ello implica.

Los temores económicos clásicos cambian con esta crisis, y desde hace meses no es precisamente la inflación uno de ellos. Los precios están actualmente cayendo en todo el mundo en correspondencia con el desplome del coste del petróleo (de 147 dólares el barril en julio hasta los 43 dólares el pasado diciembre) y de la totalidad de las materias primas.

En ese contexto hay que contemplar el descenso de la inflación en la eurozona en diciembre, hasta el 1,6% en el IPC armonizado, y el registro de la más baja tasa de inflación española en una década, el 1,5%; 2,8 puntos menos que hace un año, tras haber estado en julio en el 5,3%. La economía española es aún más débil frente a esas tendencias genéricas ya que está más expuesta a ellas por dos razones: por su mayor dependencia estructural de la energía importada y por el ahora más acusado debilitamiento de la demanda interna. Todo ello seguirá facilitando la reducción de la inflación y del déficit comercial, algo que en sí es positivo pero también preocupante cuando es motivado por una recesión tan aguda.

El temor es ahora que el excesivo deterioro de los indicadores de confianza y de inhibición de las decisiones de gasto privado en todo el mundo, derive en procesos deflacionistas. El tratamiento de este problema absolutamente novedoso es bastante más difícil de combatir que la inflación, especialmente en las economías cuyos tipos de interés ya han agotado su recorrido a la baja, y ello porque al tratarse de una situación nueva se carece de experiencia y todo se reduce a la teoría económica.

En la denominada eurozona el Banco Central Europeo (BCE) debe continuar las reducciones de sus tipos de referencia, en mayor medida si tenemos en cuenta la apreciación que sigue manteniendo el euro frente a otras divisas. El BCE y todos los Gobiernos de la eurozona han de ser conscientes de que esos riesgos deflacionistas, un tipo de cambio apreciado y la continuidad de las restricciones crediticias conforman el peor de los escenarios para la recuperación en un contexto recesivo tan agudo como el que padecemos.

Respecto al Reino Unido, la enorme importancia de su sector financiero y su excesiva vinculación al espacio financiero norteamericano, va a suponer poner al país contra las cuerdas en la que probablemente sea la peor crisis económica de su historia. Estas circunstancias y su tradicional aislamiento respecto a la zona euro permite aventurar un posible fin de la libra como moneda y la consiguiente necesidad de integrarse definitivamente en el espacio euro.

CONCLUSIONES:

Como colofón a las anteriores reflexiones se podría concluir lo siguiente:

1º.- Probablemente haya llegado a su fin un período de expansión del crédito que duraba ya 60 años basado en que USA explotaba su posición como centro del sistema financiero global y en su control sobre la unidad de cuenta internacional.

2º.- Son de esperar (más bien se hacen imprescindibles) cambios más duraderos en la naturaleza de la banca o de la banca de inversión.

3º.- No hay motivos para esperar un período de contracción del crédito prolongado o un declive económico en el mundo en su conjunto (insistimos en la expresión “en su conjunto”) dado que actúan fuerzas compensatorias por lo que no sería raro que a partir de la segunda mitad de 2009 se notasen ya tenues síntomas de recuperación.

4º.- Los Estados Unidos de América ha dilapidado durante la administración Bush el liderazgo político heredado con errores tan abultados que ha provocado un abrupto declive en su poder e influencia en el mundo que no será fácil de revertir.

5º.- La zona euro, como espacio económico, saldrá enormemente reforzada de esta crisis, aun cuando sus economías individualmente consideradas salgan muy tocadas; y aún mejor podría hacerlo de haber llegado a ella como un verdadero espacio político.

6º.- Es posible que pasemos por un período de gran incertidumbre y destrucción de riqueza financiera antes de que emerja un nuevo orden. Esperemos que este sea más justo y financieramente seguro que el casino en el que nos hemos movido durante las últimas décadas.

R.A.S.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

RAS, te has pasado tres pueblos, supongo que para polemizar o para intentar quitarle el puesto al conselleiro de Economía ahora que se acercan las elecciones.

Después de leer la extensísima segunda parte de tu artículo y antes de entrar en detalles ( cosa que haré si tengo tiempo) tengo que decir dos cosas con carácter preliminar:

- Tu artículo es de récord, aparte de por su extensión, porque no creo que ningún economista profesional o amateur haya hecho JAMÁS semejante cantidad de predicciones de una tacada. Creo que la inmensa mayoría ni siquiera han sido capaz de hacerlas a lo largo de toda su vida.... De hecho creo adivinar que has tomado como modelo ( en versión compre una y lleve treinta) al oráculo de Delfos, venerable institución helénica (una especie de FMI de la antigüedad )que hizo vaticinios por un tubo a lo largo de cientos de años, de las cuales alguna se cumplió porque utilizaba el viejo y eficaz sistema de hacerlas muy vagas( las predicciones, digo).

- Si bien no comparto una gran cantidad de tus apreciaciones y, sobre todo, no alcanzo a ver una columna vertebral o leit motiv (orden económico) tras ellas, lo que no se te puede negar es AUDACIA.

Anónimo dijo...

A RAS
Me parece muy equilibrado el conjunto de tu artículo y en lo que respeta a las conclusiones, terreno resbaladizo donde los haya, mi percepción es que por ahí van a ir los tiros, pues no creo que se dé” credit crunch” global y que las economías emergentes no vuelvan a tirar del carro de nuevo en dos- tres años. Más interesante todavía es la paradoja que apuntas: un fortalecimiento del euro como moneda referencial internacional (ganándole terreno al dólar), mientras las economías de muchos países europeos van a tener problemas durante cierto tiempo, tanto en sus índices de crecimiento como en el terreno de la deuda pública y el déficit.
Cuando dices que:
“Controlar el apalancamiento reducirá tanto el tamaño como la rentabilidad del sector financiero, pero eso es lo que exige actualmente el interés público.”
Yo diría y no sólo el interés público, sino de la buena salud de una economía que tiene que tener los pies más en el suelo, pues dicho apalancamiento es parte del origen de las burbujas que han estallado con toda su virulencia, y dicha medida no debería tomarse de forma temporal y en función de la coyuntura, sino que debería incorporarse como parte esencial del sistema regulatorio aplicado a dichos mercados.
También me gustaría recordar que no debe ser este un tiempo de demagogias, pues es preocupante la postura de muchos gobiernos: en vez de abrir un debate serio de expertos sobre las causas de han originado la crisis, se está tratando de culpabilizar a la banca en su conjunto como la causante de todos los problemas, y la banca, a la cual se le están incrementando los índices de morosidad, si tomase la decisión que le piden, dar rienda suelta al crédito, sin las imprescindibles y necesarias cautelas, podría ocasionar un cierto “alivio” en el cortísimo plazo, pero esto podría a su vez ocasionar a medio plazo un problema mucho mayor: aumentar el riesgo de impagados y volver a el origen de la crisis financiera, con lo cual si que nos encontraríamos con el riesgo plausible de un credit crunch global.
Además, existe también que por razones electorales de corto plazo el peligro del proteccionismo, tentación en la que muchos gobiernos podrían caer si la crisis se alarga.
Ahora bien, que el escenario económico global mejore en los próximos tres –cinco años no significa que el sistema sea capaz de crear los suficientes anticuerpos que nos vacunen de crisis financieras futuras. Más bien creo que un escenario como el de los últimos 60 años, desde la II Guerra Mundial, es prácticamente irrepetible.
Lo que se dará, más allá de la actual crisis, serán escenarios muy complicados donde las alianzas de países en pos de una independencia energética colisionarán con otras alianzas geoestratégicas generando de esta forma nuevos conflictos internacionales.
En definitiva, aunque esta crisis se supere, y los Gobiernos y los Estados tomen buena nota de que hay que controlar los excesos realizados en los mercados financieros hasta antes de ayer, nada ya volverá a ser igual en la percepción social de la ciudadanía: la brecha y desconfianza de los ciudadanos en la política y los gobiernos se agrandará, dejando el camino libre para todo tipo de populismos y “salvadores” de cariz autoritario que pongan “orden” al sistema. Pero esto ya es política y no economía, pero una y otra están estrechamente entrelazadas, ¿o no?

Anónimo dijo...

RAS, creo que deberías aprender de los economistas. Ellos nunca hacen predicciones antes de que se cumplan. Y aún así se equivocan casi siempre.

Vale, todo el mundo está de acuerdo en que los mercados financieros se han desbocado,los reguladores no regulaban, los derivados no los entiende ni su padre, BASILEA II estuvo muy mal, etc,etc.

Pero hay algunas afirmaciones tuyas que me sorprenden en grado sumo. Las extracto a continuación:

"Como en toda crisis, probablemente el mundo en desarrollo tendrá mejores resultados que los países desarrollados".

La verdad es que, estadísticamente, el mundo en desarrollo afronta peor las crisis y la caída de su PIB es mayor, igual que es mayor su crecimiento en las épocas de vacas gordas.Lógico si piensas que su economía es más frágil, además de tener una tasa de apertura (comercio exterior/PIB) mayor.

"China probablemente bregará por la crisis financiera actual y la recesión siguiente con gran éxito y ganará considerable fuerza relativa".

¿Ves con nitidez el futuro o tienes quizá alguna información secreta que te lleve a esa afirmación? ¿Debo invertir ya en China mis escasos ahorros? ¿Cuál es tu pronóstico para la India?

"El monetarismo es una falsa doctrina; el dinero y el crédito no van de la mano".

Hombre, en condiciones normales nadie discute (ni siquiera Krugman, que ha exhumado a Keynes para nuestro regocijo) que hay una clara relación entre oferta monetaria y crédito. Otra cosa es que en las condiciones críticas actuales, el dinero que se inyecta a la economía no se transforme en crédito. De ahí a decir que el monetarismo es una falsa doctrina (y sobre todo, sin argumentos, porque sí) hay un abismo. Es como ver un pato ahogado y deducir que los patos no saben nadar...Pobre Friedman, todo el mundo lo vilipendia ahora que está muerto y no puede defenderse.

"Los temores económicos clásicos cambian con esta crisis, y desde hace meses no es precisamente la inflación uno de ellos".

La mayor parte de los economistas estiman como más probable (con muchas reservas porque ni Dios se arriesga a apostar nada) la hipotesis deflacionista pero también los hay (más de uno y más de dos) que auguran una gran inflación en el medio plazo. A mí que puedas decir estas cosas con esa seguridad y aplomo me produce una gran admiración.

De ahí saltas a la pura recomendación a lo FMI:
"En la denominada eurozona el Banco Central Europeo (BCE) debe continuar las reducciones de sus tipos de referencia, en mayor medida si tenemos en cuenta la apreciación que sigue manteniendo el euro frente a otras divisas".

CON UN PAR. Ahí es nada. Un blogero del finisterre haciendo recomendaciones a Trichet (Jean Claude, para los que somos íntimos). ¿Para qué hace falta el Banco Central Europeo con su amplia nómina de técnicos, economistas, matemáticos, etc?. ¿Para qué coño hacen falta agregados monetarios, indicadores, etc? Si todo es mucho más sencillo...Supongo que la política monetaria es cuestión de tener una buena intuición y mucho valor, algo que nunca ha caracterizado a los franceses, reconocidamente afeminados (ups, se me ha escapado un adjetivo sexista, soy un neanderthal).

Pero lo mejor lo has dejado para el final, en tu apartado de conclusiones. Ahí sí que te has mojado, empapado, diría yo: Europa muy bien, EEUU muy mal, la banca cambia, a partir de la segunda mitad de 2009 leves signos de mejora por "fuerzas compensatorias" (no especificas cuáles, lo que les da un toque misterioso), y la incertidumbre dará paso a un nuevo orden económico. AMÉN.

Dos palabras: IM-PRESIONANTE.

Fernando Rubin dijo...

Esto es lo que hay, querid@s:

como si fuésemos tontos del haba, el presidente de la Asociación Española de Banca, Miguel Martín, se defiende de las acusaciones vertidas contra el sector financiero y de paso manda un recado al Gobierno ya que, a su juicio, "las causas de la crisis se conocían antes" y las autoridades no han sabido actuar.

Primera conjetura de este personaje.

Este mamón dicta, en unas jornadas abiertas en el Congreso sobre 'La crisis de la economía global", unas, a su juicio, alternativas y propuestas que ha organizado el grupo parlamentario socialista.

En abril de 2008, la AEB presentó un informe con las causas y posibles consecuencias de la crisis financiera internacional y según Martín "no ha habido sorpresas". En su opinión, si no se han tomado medidas a tiempo no ha sido por desconocimiento si no porque el Gobierno "no ha sabido actuar".

Controversia sobre los activos tóxicos:

El presidente de la banca sostiene que, al revés de lo que está pasando en otros países, en España "es la economía real la que está poniendo en riesgo al sistema financiero". Martín afirma que las entidades siguen captando ahorro del exterior para sostener el endeudamiento de la economía.

Una opinión muy diferente a la del presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Emilio Ontiveros, que ha señalado que el sistema bancario español "está cargado de activos en malas condiciones, ya que la mitad tiene que ver con un sector de la construcción residencial, que tiene que limpiarse".

Ontiveros se mostró partidario en el mismo foro de crear una especie de "inclusa" en la que aglutinar "activos antipáticos", lo que minutos antes el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, había denominado bad banks (bancos malos).

Estas visiones contrapuestas acerca de la banca y su papel en la crisis se producen horas antes de que los máximos responsables de las principales entidades financieras se reúnan en la Moncloa con el presidente del Gobierno.

Y claro, como consecuencia de esto, me pregunto yo: ¿no tendrá nuestro gobierno los mecanismos necesarios para poder explicar, de una puta vez, qué es lo está haciendo? ¿ No existe en el gobierno un gabinete de prensa que pueda decir a la ciudadanía española que no se está dando dinero a la banca sino prestándolo? País...

Un abrazo, Fernando Rubín

Anónimo dijo...

a Pablo:

Por supuesto que no son más que unas modestas predicciones, falibles por definición, aunque no creo que lo sean más que las elaboradas hasta la fecha por los más sesudos expertos que por ignorancia u omisión nos han llevado hasta este callejón. Está claro que lejos de divagar he preferido mojarme algo, con el riesgo que ello implica. Por otra parte si las lees con calma verás que tampoco son tan irreflexivas ni desatinadas, simplemente que no dedicándome profesionalmente a la economía me puedo permitir el placer de decir lo que pienso. En cuanto a la mejor respuesta de las economías en crecimiento, un cercano ejemplo lo ves en la gallega respecto de la española; esa famosa mejor capacidad de sortear la crisis no se debe sino a ello. Al menos he conseguido que si antes Aquiles me criticaba por sobrevolar la cuestión sin mojarme, ahora Pablo me critique por hacer lo contrario. Está claro que mojarse, aunque sea un poco como hago yo a juicio de Pablo, es siempre más arriesgado que no hacerlo; en todo caso el artículo quedará aquí y dentro de un año podremos ver en cuánto me equivoqué, estaré encantado de reconocer entonces mis errores.

Anónimo dijo...

Las hipotecas subprime fueron calificados de triple A (agencias rating). Hace dos años esto era Jauja. Los hedge fund eran los reyes del mambo. Estábamos montados en un mar de burbujas, alegres, confiados, divertidos y cómo corría el champán corría por las moquetas…
Era la pura felicidad. Y la izquierda era como la derecha, la izquierda había adoptado los tics de la derecha, los gestos de la derecha, el acento de la derecha, eso sí todo muy posmoderno y en plan fashion y con los atachés con porradas de tablas estadísticas.
Estamos ante el abismo. Parece que nadie se ha enterado. A los socialistas les gusta mucho las cámaras, el parloteo de 59 segundos, el tengo una pregunta para usted, señor presidente. Y ya hay 3 millones y trescientos mil parados.
El en el desfile del INEM no hay moquetas ni champán.
Llegaremos a los 7 millones de parados. En dos años. Pero ahora la izquierda ya no sale con sus atachés, ni hace alarde de tablas ni estadísticas.
Llegaremos a los 7 millones de parados.
Mientras algunos esperan la (s) salida (s) a la crisis (seguramente al fondo a la derecha). Yo releo los poemas de Mao y la gesta de la larga marcha.
Y me preparo para la revolución y para la venganza.

Anónimo dijo...

Al paisano este que se hace llamar "el obrero del blog" -como si fuera sólo suyo-, sufre algún desequilibrio en sus procesos fisiológicos. Nada grave, ni tan siquiera negativo, solo que parece que nos viene a putear el ambiente a ver si entramos al trapo y el trapo se acabó en este mismo momento.

Uno de tantos obreros de este blog

Anónimo dijo...

O algo peor, Reagan no tomaba decisiones sin consultar a su astrólogo.

Anónimo dijo...

En mi opinión la banca española en general está bastante más tocada de lo que parece, no tanto por el contagio USA como por los efectos de su política de créditos a la construcción y a la adquisición de viviendas. A lo largo de 2009 iremos viendo cómo se defienden cuando se llenen de inmuebles entregados en dación en pago por las promotoras y cuando el impago de los créditos por particulares se eleve a cuotas preocupantes; de momento el gobierno ya acudió a dotarles de fondos para que provisionen y no colapsen, aunque la excusa fue para que financiasen el crédito. Llegado este momento, a lo mejor convendría rescatar la idea de una banca pública, versión "me hago con el accionariado del primer banco que estoupe para proteger a sus impositores" igual sería la única manera de conseguir que el dinero llegase a las PYMES, puesto que hay muchas perfectamente viables que se están ahogando por culpa de los bancos, sé de lo que hablo y puedo asegurar que se están portando en general de manera canallesca y que son responsables de buena parte del colapso de la economía real.

Anónimo dijo...

Estamos metidos en una buena y lo peor es que ni el gobierno ni la oposición tienen credibilidad suficiente para merecer nuestra confianza. Zapatero ha estado hasta la fecha patético y de Rajoy mejor no hablar. Como no consigamos que a los puestos públicos lleguen los mejores seguiremos abonando abstención. LISTAS ABIERTAS YA

Anónimo dijo...

Artículo de hoy de Anxo Guerreiro en la edición gallega de EL País. Se titula "regeneración democrática" y pone el dedo en una llaga.

Coincido con RAS en que la banca española está tocada. Concretamente, según estimaciones, el 60% de su balance está "enladrillado" (préstamos hipotecarios + los llamados "créditos promotores") lo cual significa que por mucho que
la banca española tenga mejores ratios y reservas hoy, dentro de un año a ver qué pasa.

También coincido con RAS en que habría que plantear adquirir participaciones en el capital y no rescatar activos ni vainas parecidas.

Anónimo dijo...

Nacionalizar la banca? LLegaría con situar administradores del Estado en los consejos de administración hasta que cancelen su deuda con el pueblo, para imponer unos criterios de solvencia y transparencia y unos criterios crediticios para dinamizar el prestamo a empresas y particulares. Si se ponen chulos, nacionalización dirtecta.

Anónimo dijo...

Ante la crisis no deberíamos olvidar aquella frase de John K. Galbraith que decía que hay dos clases de expertos en economía: "Los que no tenemos ni idea y los que no saben ni eso".

Por otra parte el economista Martin Wolf dijo en Davos: "Honestamente, no sabemos qué va a ocurrir".

"Pero lo seguro es que las próximas noticias van a ser peores", replicó el número dos del FMI, John Lipsky.

Los expertos calculan que la tormenta subprime se ha llevado por delante al menos una cuarta parte de la riqueza mundial, y que golpea ya con dureza en todo el mundo, con el cierre de factorías y el aumento del paro

"Los bancos asumieron riesgos excesivos. Los empresarios se endeudaron demasiado. Los reguladores permitieron todo eso. Y ahora los contribuyentes tienen que acudir en su ayuda para limpiar toda la basura, lo que disparará la deuda del Estado y acabará teniendo consecuencias sobre los bienes públicos como la sanidad", destacó ayer el Nobel de economía Joseph Stiglitz.

"Se avecinan tiempos sombríos: o se ajusta el rumbo o habrá depresión", avisa Nouriel Roubini, el gran gurú de la crisis. "Hay que cambiar el sistema entero, o en caso contrario cuando salgamos de esta crisis tendremos otra de esas enormes burbujas de activos y endeudamiento, y será desastroso", y el que avisa no es traidor.

En definitiva, no valen los esquemas del pasado. Ya nada será como antes y lo que hay que hacer es estar abierto a las mejores opciones que hagan que la economía esté al servicio de los hombres y sus aspiraciones. La política, el Estado como garante y vigía de los mercados se imponen como la medicina preventiva para evitar otras crisis. Y las finanzas deben servir para financiar los activos reales que generan la riqueza.

Anónimo dijo...

Tras el deslumbramiento que trajo el capitalismo financiero, ya es hora de abandonar los excesos adolescentes y adentrarnos de una vez por todas en un capitalismo adulto y por tanto responsable, ya es hora de comprender que lo importante para la sostenibilidad de un sistema financiero es el equilibrio, que el crecimiento exponencial que enriquece rápidamente a unos pocos agentes es sin embargo letal a medio plazo para el sistema, es hora de que el sistema económico sirva directa y no indirectamente a quienes lo han creado, las personas. Es hora de enterrar esos viejos axiomas de que el sistema premia a quiénes lo hacen mejor, puesto que en gran cantidad de ocasiones premia a quienes juegan con ventaja, sean o no eficaces. Es hora de extender de verdad la igualdad de oportunidades como mejor manera de obtener eficacia. Todo esto ya lo saben perfectamente quiénes rigen nuestro sistema económico mundial por ello es hora de que los ciudadanos les quitemos las cartas marcadas con las que están acostumbrados a jugar y entronicemos de una vez la eficacia, la honestidad y la igualdad; si somos capaces podremos verificar que el sistema, pese a todo, puede funcionar.

Anónimo dijo...

A RAS

Hablar de un capitalismo adulto o de los excesos adolescentes de un capitalismo financiero no sometido a una regulación estricta, suena a hoja parroquial, a ”buenismo” ingenuo o una falta de rigor analítico bastante preocupante.

No hay capitalismos adultos o capitalismos salvajes caracterizados por su primitivismo adolescente, hay procesos históricos donde las clases o élites dominantes instauran una serie de reglas de juego que permiten desarrollar o no ciertas prácticas hasta los límites determinados por esas mismas élites.

La transición del sistema pos-soviético a un mercantilismo capitalista de naturaleza salvaje en Rusia, donde gran parte de la nomenclatura de la clase política dominante perteneciente al partido comunista o a sus aledaños tomo el relevo y pasó en un abrir y cerrar de ojos de burócrata abnegado a capitalista floreciente, fue fruto de la correlación de fuerzas dentro del sistema, jaleada y potenciada por el asesoramiento de consultores internacionales americanos e ingleses desde una perspectiva netamente neoliberal. El resultado fue la liquidación de las empresas estatales de Rusia a precio de ganga que obtuvieron una serie de avispados bien relacionados con el poder, el empobrecimiento general de la población y una crisis económica de caballo en el período 1992-1997.

La idea de que el sistema puede autocorregir sus excesos por generación espontánea o por “maduración” acelerada producida por una toma de conciencia de los excesos cometidos no tiene ninguna base histórica consistente, pues los culpables últimos de la falta de controles son los controladores mismos, los políticos, cuya falta de vigilancia no se debe a un descuido sino a la colusión de las clases políticas y las cúpulas partidarias (élites) con el poder económico de las grandes corporaciones. Gobiernos corruptos, favoritismos empresariales, financiación oculta de los partidos, enriquecimiento personal, prácticas ilícitas o cuentas off shore forman un continuo que describe el funcionamiento del sistema y su dinamismo financiero.

Dar por muerto al paradigma neoliberal por mor de la actual crisis es una ensoñación típica de las novelas rosas para adolescentes necesitadas de un príncipe azul cabalgando por la pradera. Los neoliberales esperan agazapados a que escampe y ya veremos como su reaparición nos los trae muy morenitos, hermosos y lozanos

El ejemplo de Rusia es paradigmático. Con la llegada de Putin el poder de los oligarcas cambió sólo en el sentido que aquellos oligarcas que se “adaptaron” al nuevo poder político siguieron medrando y aumentando su poder, mientras que aquellos que osaron enfrentarse o poner en duda el advenimiento de la nueva élite o acabaron en el exilio Abramovich) o en Siberia (Jodorosky), pero el sistema siguió funcionando como una empresa colectiva de matriz mafiosa, con sus bandas de criminales que mataban aquellos que se oponían o eran sus rivales, perfeccionando el sistema donde la colusión entre los empresarios corruptos y el poder político simplemente lo que hizo fue una mera operación de maquillaje. La única diferencia con los métodos de la mafia japonesa, la Yakuza, son sólo de tipo estético. Ésta, dada su experiencia histórica, utiliza unos métodos más refinados, alejados del tosco y rudo estilo de la mafia rusa o del este europeo.

En ese mismo sentido, la corrupción y quiebras empresariales americanas (Enrón, etc) ocurridas durante la presidencia de Bush, no fueron otra cosa que la gota que colmo un vaso ya muy crecido, pero cuyo crecimiento se debió al escaso control y vigilancia de las autoridades presidenciales de las legislaturas anteriores. Digamos que Madoff no nació con Bush.

En definitiva, RAS, te equivocas en el diagnóstico, fundamentalmente por creer que todo se debió a un “exceso” originado por ciertos agentes oportunistas o avispados que se aprovecharon de los “huecos” o de los “agujeros” que el sistema dejo en ciertos islotes de opacidad que quedaban fuera del control de los vigilantes.

Anónimo dijo...

Democrito. Muy buena respuesta.Ahora seria cuestion de valorar autocriticamente el papel que ha jugado la izquierda, como tal, en esta situacion y sobre todo, cual deberia ser su estrategia en el futuro. En definitiva si seguiremos permitiendo que se socialicen perdidas y se privatizando beneficios.

Anónimo dijo...

" -¿Hay fecha para ver el final de este túnel tan negro ?
-Es muy difícil decirlo. Pienso que, hacia finales de año, tanto en Estados Unidos como en la Europa Occidental, concretamente en la zona euro, es posible que comprobemos cómo las economías empezarán a tener una tendencia ascendente. Pero, incluso entonces, todos tendremos que recordar que estaremos tan dentro del agujero que nos llevará algún tiempo salir de él. Nuestras economías podrían volver a ser prósperas hacia finales del 2010 o incluso 2011. Pero creo que hay buenas razones para esperar que si las políticas son inteligentes, lo peor de la crisis pasará a finales de este año.
-¿Cómo definiría una política inteligente?
- La Reserva Federal norteamericana ya ha hecho todo lo que podía hacer en materia de política monetaria. En Europa, el BCE ha sido menos activo hasta los últimos meses. Pero todavía puede hacer más, creo yo. En cualquier caso, la política monetaria no va a ser suficiente. Ahora se necesita una expansión de la política fiscal. Lo que llamamos un paquete de estímulo. La Administración Obama ha propuesto uno. Amplio. Sin embargo, sobre este asunto las medidas de las que se han hablado en Europa no son lo suficientemente adecuadas."
No lo digo yo, son palabras extractadas literalmente de la entrevista que hoy publica la Voz de Galicia efectuada a Robert Merton Solow que fue asesor del presidente Kennedy y en 1987 recibió el premio Nobel de Economía; es decir, que alguien opina como yo que este año ya se podrían ver indicios (aun cuando muy leves) de recuperación. Ánimo, que esto tiene arreglo.

Anónimo dijo...

A Demócrito:

Si lees de nuevo mi comentario y vuelves a releer el tuyo, verás que, salvo que lo tuyo sea polemizar por hobby, algo por otra parte muy respetable, hablamos básicamente de lo mismo. En cuanto a lo de Rusia, se trata en mi opinión de una comparación poco acertada. hay poco parecido entre el desmoronamiento del imperio URSS y la crisis económica mundial actual.

Anónimo dijo...

Estimado RAS
Creo que polemizar ayuda a clarificar conceptos y perspectivas. No voy a ser yo precisamente quien le enmiende la plana a todo un premio Nobel como Solow, pero no olvides que él empieza diciendo esto: “es muy difícil decirlo (lo de salir del túnel)” y después larga lo que larga. Por otra parte otros expertos como Roubini, citado por Rotario, dicen: “Hay que cambiar el sistema entero, o en caso contrario cuando salgamos de esta crisis tendremos otra de esas enormes burbujas de activos y endeudamiento, y será desastroso"… Y este Roubini es ahora el gurú estrella de la temporada, porque fue de los pocos que avisó de lo que se avecinaba. También te digo, que sí, que hay que “cuidarse” de los gurús estrella y no hacer de ellos profesión de fe.
En cuanto a conceptos como “capitalismo adulto” o “capitalismo responsable” no sé muy bien lo que significa eso, pues es lo mismo que si me hablasen de planes de riego adultos o banca adulta, o arquitectura adulta o responsable. ¿Responsable ante quién y ante qué y con relación a qué?
Ya que no te gusta el ejemplo de Rusia, verdadero laboratorio de pruebas para economistas tan “prestigiosos” como Olivier Blanchard, y donde precisamente se aplicó con esforzado ahínco las teorías neoliberales sin ninguna cortapisa, ya que el Estado en Rusia había sucumbido en manos de unos piratas depredadores, hablaremos de Jérome Kerviel. Como muy bien sabes Jérome fue el causante de un agujero de 4.900 millones de euros al banco europeo ( matriz francesa) Société Genérale.
¿Qué hacía el bueno y atolondrado de Jérome? Una de sus prácticas consistía en comprar enormes cantidades de acciones de una empresa, en Tokio, Hong-Kong, Londres, y venderlas inmediatamente después en París o Nueva York, por ejemplo, aprovechándose de mínimas diferencias de cotización (céntimos de euro por acción). Tenía que mover enormes sumas de dinero de ida y vuelta para poder tener unos beneficios, enormes también.
Los bancos permiten a sus operadores estas transacciones siempre y cuando se cubran las compras con las ventas casi al momento, para evitar los riesgos grandísimos en los que se podría incurrir sino lo hiciesen rápidamente. Bueno, pues al “bueno y atolondrado” de Jérome se le fue un poco la mano, eso es todo, pero así funcionan los mercados financieros en todo el mundo y los banca internacional de inversión. Vivimos, luego, encima de un barril de pólvora que, finalmente, ha explotado y tú hablas de un capitalismo adulto. El capitalismo, simplemente, es así.
Ahora bien, existe otra forma de pensar. Te recomiendo que leas un libro: “ Economistas contra la democracia” de Jacques Sapir. Dice Sapir y cito textualmente: “ En la medida en que los gobiernos se han privado a sí mismos de los medios que les permitían controlar la coyuntura económica, se ven obligados ahora a plantearse el problema de la gestión de los efectos de la inestabilidad que han provocado”.
Esto lo decía Sapir en el año 2002. Por eso mi tesis no es la de culpabilizar a la banca. Eso se lo dejo a Pepiño Blanco o a Sebastián, don Miguel. La banca no es culpable de hacer aquello que los gobiernos le permitían hacer. Los culpables, los verdaderos culpables, son los gobiernos y los políticos, tanto sean de derecha como de izquierda, pues la paradoja es que llevamos siendo gobernados en Occidente en los últimos 25 años por una clase política que descree del Estado y de todo lo que suene a “Público”.
Han demolido el Estado y sus controles y ahora culpan a los bancos y a los empresarios del desaguisado. Y esto vale tanto para el señor Rato como para el señor Solbes, y, si nos vamos un poco más atrás, también para el señor Solchaga y el señor Boyer, pues ninguno de ellos cree en un Estado fuerte que sea el valladar que defienda a la sociedad y a los trabajadores de los rapiñeros y de los tiburones financieros que en un cerrar de ojos obtienen ganancias fabulosas en unas cuantas horas. A esto se le llama la gran engañifa. Pero tú dices que saldremos pronto de la crisis. Y yo digo que si no salimos totalmente cambiados y transfigurados de esta crisis, volverán las oscuras golondrinas sus nidos a colgar y habrá otros Jéromes en cuya pantalla de ordenador brillen incesantes las lucecitas de colores con que cambian las cotizaciones en cuestión de segundos.
Algo huele a podrido en Dinamarca, algo huele a podrido en el capitalismo de ficción, pero mientras algunos piensan que la cosa se resuelve con sólo echar un poquito más de ambientador, otros pensamos simplemente que el olor proviene de una política criminal perfectamente planificada para que unos pocos disfruten del paraíso del lujo desaforado, por lo cual lo que realmente hay que hacer es cambiar es el sistema de arriba abajo.

Anónimo dijo...

A Demócrito:

Totalmente de acuerdo con tu última intervención; sin embargo el desmonte del capitalismo yo de momento no lo veo factible, por ello prefiero exigir que los gobiernos, agentes de teórica enorme importancia en el entramado capitalista no hagan dejación de sus funciones. Si son los gobiernos (es decir, todos nosotros) los que tienen que hacer frente al desaguisado activando su importante papel como agente del mercado, yo exijo que sigan con ese papel cuando el mercado se recupere, para evitar futuras desestabilizaciones, a ello me refiero cuando hablo de capitalismo maduro, porque es el que a nivel mundial tiene que ser capaz de enfriar el mercado (algo de extrema complejidad) en épocas de euforia desatada y ese papel de equilibrador debe ser gubernativo (obviamente a nivel mundial). El problema, me alegarás, es el de la interacción de élites políticas y económicas que asumen de buen grado la intervención pero solamente para pagar los platos rotos, dejando al mercado campar cual adolescente irresponsable en épocas de bonanza: admito esa crítica aun cuando la única solución en tiempos de globalización informativa pasa por que los ciudadanos asumamos de una vez la importancia de estar informados y de votar en consecuencia (inexcusable deber cívico), algo cada vez más posible en una sociedad de medios tan abierta como permite la red. A ello me puedes refutar que a las élites no les interesa que el ciudadano medio se forme (basta ver la tele para darse cuenta) y sea crítico ... en fin que así podríamos estar páginas. Con mi pretencioso artículo tan sólo pretendía abrir debate y defender algo que me parece obvio: que los mercados dejados a su albedrío (paradigma neocon) tienden siempre al desequilibrio y a descompensarse. Esa y no otra es la experiencia práctica. La teórica se la dejo a Adam Smith, aun cuando él mismo admitía que los efectos de la mano invisible tan sólo se podrían ver en una sociedad bien gobernada, con lo que nuevamente se acude al papel del Estado como "master" activo que dicta y vigila las conductas del mercado. El capitalismo en sí no tiene por qué ser malo, lo que quizá haya que hacer es refundarlo de nuevo ya que concebido para una economía de máquinas, ahora opera en una economía en la que el capital humano es cada vez más la clave de las empresas en el mundo desarrollado.

Anónimo dijo...

No sólo veo innumerables puntos de convergencia entre lo que tú dices y lo que yo digo. Es más, creo que la idea de “refundar” el capitalismo a medio y largo plazo, no es una idea descabellada, todo lo contrario, sería una forma de “fortalecerlo” frente a crisis y desequilibrios futuros. Si no obviamos que eso conllevaría, a su vez, una “refundación” del sistema democrático sobre la base de otorgarle un papel protagonista a la mayoría social y a sus necesidades, lo cual , también, implicaría reestructurar las organizaciones políticas y sindicales como agentes de participación política y ciudadana en esa nueva arquitectura del sistema democrático. No seme escapa que la tarea tendría que ser global-mundial-, es decir que afectase a un número suficiente de países cuya masa crítica fuese lo suficientemente fuerte para que tirase de los demás y, por supuesto, esto implicaría un modelo de gobernanza global que, hoy por hoy, no existe. Y todo ello, siendo consciente que tanto tú como yo nos estamos moviendo en el “resbaladizo” terreno de lo utópico. Ni que decirte, estimado Ras, que en tu última intervención me veo totalmente reflejado. Un saludo.