¿SIGUE TOCANDO LA ORQUESTA?

La lectura del artículo de opinión, titulado El vaciamiento de la clase media (y de los comentarios subsiguientes), me ha producido una serie de reflexiones que me gustaría compartir. Desde luego, no es mi objetivo en estas líneas dedicarme, en exclusiva, a comentar o rebatir las afirmaciones u opiniones que se vierten en el referido artículo –que, por cierto, en algunos casos, comparto–, en una especie de ejercicio intelectual pedagógico sin ningún objetivo mínimamente tangible –como Picasso, pienso que el arte por el puro arte no sirve de nada, sobre todo cuando hablamos de temas sociales–; pretendo, sobre todo, llamar la atención sobre la falta de referencias ideológicas mínimas que sufren amplios ámbitos sociales afines a lo que, vamos a denominar, socialdemocracia, incluso cuando hablamos de militantes y simpatizantes de partidos de izquierda. A partir de ahí, las consecuencias que quiera extraer cada cual…

El socialismo –padre– y la socialdemocracia –hija–, desde luego, no nacieron, se desarrollaron, e incluso, murieron, por defender a la clase media. Nada más lejos de su intención. Entre otras cosas porque esa clase media, a la que parece nos referimos, no existía ni en sus orígenes, ni durante gran parte del periodo en el que se desarrolla ideológicamente y consolida socialmente el movimiento socialista (finales s. XIX, s. XX). La existencia en la actualidad de unos amplios sectores sociales que podríamos denominar de clase media (otra cosa es la virtualidad hoy día de esa clasificación) es, precisamente, una de las destacadas consecuencias del desarrollo de políticas socialdemócratas, pero no su causa. Esto no es nada nuevo y parece que es pacíficamente aceptado por todos. Como también es aceptado por toda la literatura, que el socialismo y, posteriormente, la socialdemocracia tienen su raíz ideológica en la conquista, protección y promoción de los derechos de los que, frente a los burgueses, no tenían nada; o, para ser más precisos, sólo tenían su trabajo: antes, proletarios o asalariados.

Y para conquistar y defender esos derechos la primera demanda del movimiento socialista fue la democracia efectiva. Esa es la principal petición de la Carta del Pueblo de William Lovett (1838) –origen del movimiento social inglés denominado cartismo –: voto para todos los varones. Posteriormente, esa demanda esencial se transformaría en la exigencia del sufragio universal (es decir, también votan las mujeres). Derecho conquistado paulatinamente, y desde luego no sin luchas. En España tuvimos que esperar a 1933, y no es casualidad que fuera fruto de un gobierno republicano/izquierdista. En definitiva, destacar, por si no se sabe o se olvida, que el sufragio universal, hoy aceptado por todos, es una conquista del movimiento obrero, y relativamente reciente.

Pero, una vez conseguido lo anterior, la constatación de las dificultades de pasar de una democracia formal a una democracia real o efectiva (algunos prefieren hablar de democracia social), debido a las desigualdades reales producidas por el sistema económico capitalista, y la formas y estrategias para superarlas, centran el debate del movimiento socialista. Durante ese tiempo, el 28 de septiembre de 1864 se funda en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores, Primera Internacional, (Marx redacta el discurso inaugural y los estatutos). En 1869 se funda el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que hasta 1875 no se fusiona con la Asociación General Alemana de Trabajadores, de Ferdinand Lassalle (fundada en 1863). En su congreso de 1891 el SPD, recogiendo elementos esenciales del marxismo, establece una táctica política reformista del sistema capitalista, influencia de uno de los autores fundamentales de la socialdemocracia europea, Eduard Bernstein. A partir de este momento, la transformación democrática del Estado y la sociedad se convierte en el fin último de los partidos socialdemócratas (desde Olof Palme a Rodríguez Zapatero).

Llegados a este punto habría que hablar de John Maynard Keynes (Teoría general del empleo, los intereses y el dinero, 1936) y sus teorias económicas, keynesianismo, basadas en una reforma del sistema capitalista (con su atención a la demanda agregada de consumo, las inversiones privadas y la importancia y papel del gasto público) que permita compaginar: una mejora de las condiciones de vida y una amplia protección social de todos los sectores de la sociedad, con un fuerte crecimiento económico –¿les suena?–. En definitiva, un capitalismo con rostro humano. Éste es el modelo económico adoptado por la socialdemocracia europea en sus años de mayor éxito (años 50-70) – Estado de Bienestar (welfare state) – y a los que debe gran parte de su brillo y prestigio (y del cual sigue en parte viviendo). España, por motivos de todos conocidos, llega tarde, pero no por ello deja de intentar aplicar el modelo con el entusiasmo y denuedo típico de los recién llegados.

Y, después de este pequeño viaje por el tiempo, volvemos a encontrarnos con nuestra pobre clase media. ¿Qué le está pasando? Pues, sin extendernos demasiado, que las recetas keynesianas ya no funcionan (o no funciona tan bien como antes). Que, al igual que en la adolescencia, nos están pasando muchas cosas y lo peor es que no sabemos lo qué. Le llamamos globalización pero el concepto no está nada claro, por lo menos de momento. Sí observamos algunos de sus efectos, destacamos: predominio de la inversión privada especulativa financiera, de mayor rentabilidad que en los sectores tradicionales; en su caso, inversión industrial (automatización) que destruye puestos de trabajo en vez de crearlos; fenómenos de deslocalización (facilidad de transportes); importantes agentes económicos (multinacionales) fuera del control de la legislación del clásico estado nación; ingentes sectores sociales demandantes de prestaciones sociales (inmigración); etc.

En definitiva, la socialdemocracia, o por lo menos la socialdemocracia que hasta ahora hemos conocido está en crisis (algunos dicen que muerta); quizá deberíamos replantearnos algunos modelos y discursos en profundidad y con cierta urgencia. Pero lo que, seguro, no deberíamos hacer es consolarnos porque se siga escuchando a la orquesta, mientras el barco se hunde.


JL

12 comentarios:

Anónimo dijo...

En El País de hoy hay un artículo de José María Ridao cuya sinópsis dice: "Inventado por los conservadores, el mito de la crisis de la izquierda democrática ha sido asumido por muchos progresistas. No hay tal crisis, sino una victoria: Estado de bienestar con Estado de derecho".

Realmente resulta un tema polémico el de la crisis de la izquierda o, como dice JL, la crisis de la socialdemocracia. En todo caso, en mi opinión resulta claro, como expuse en mi artículo "La izquierda compleja I" que están sucediendo cambios importantes y rápidos que modifican el campo de juego y a los que hay que dar respuesta coherente desde la izquierda.

Uno de esos cambios, en el caso español, puede avecinarse en forma de crisis económica. No es que quiera ejercer de adivino pero la economía española presenta desequilibrios que deberían desencadenar un período de recesión, por otro lado estadísticamente cada vez más cerca teniendo en cuenta la duración de nuestro ciclo actual de crecimiento. El hecho de estar integrados en un área de moneda común ha retrasado en el tiempo el afloramiento de la crisis pero, sabido es, cuando el recurso a la devaluación monetaria no existe, como es nuestro caso, las crisis tardan más en aparecer pero, una vez que lo hacen, son más prolongadas en el tiempo.

Eso sin contar los síntomas de agravamiento de la crisis hipotecaria americana y los precios del petróleo (mitigados en el caso europeo por una moneda fuerte, que empieza a ahogar las exportaciones de media europa como contrapartida).

Por supuesto, ojalá me equivoque, pero, en caso de que llegue la crisis económica, la supuesta crisis de la socialdemocracia será mucho más visible porque, como todos sabemos, administrar la escasez es mucho más complicado.

Anónimo dijo...

De verdad creéis que el barco se hunde? Creéis que va a haber una crisis económica. Yo creo que España funciona mejor que nunca, que la economía crece más que nunca y eso se debe, en su mayor parte, al gobierno de ZP. Lo que deberíamos hacer en vez de tanto criticar es decir que la alternativa es la derechona rancia de siempre, que lo que quiere hacer es liquidar el sistema de bienestar que hemos conseguido con esfuerzo. Eso de los errores del gobierno ZP que he leído en los comentarios de otro artículo es darle argumentos al enemigo. Ánimo compañeros, a apoyar para ganar las próximas elecciones.

Anónimo dijo...

Amigo anónimo:

Me parece que deberías ser un poquito más sutil en tus comentarios.
No soy economista pero me da la impresión de que la crisis económica llegará tarde o temprano. Según la famosa ley de Murphy "todo lo que pueda suceder, sucederá".

Decir que España funciona mejor que nunca, que la economía crece más que nunca, es un discurso maniqueo que, en vez de ayudar a vender los logros del gobierno ZP, que son muchos, contribuye a lo contrario.

La crítica de los aspectos negativos de la acción política, de cualquier acción política, es absolutamente necesaria en democracia, independientemente de que, supongo que todos los que escriben aquí estarán de acuerdo, deseemos la victoria en las próximas elecciones.

Anónimo dijo...

Caruso dice...

En realidad esta todo por llegar, no pensemos que todo va bien ni de maravilla, porque no es así los
americanos comienzan a connotar su
económia riffkiniana,lo van a pagar y caro,esperemos que sepa
europa reaccionar correctamente
a estos errores triunfalista.

La crísis de la izquierda no es
lo que parece, simplemente debe
y puede ser socialdemocratica
puesto que son los tiempos que
corren.

Lo que realmente debemos hacer
es prepararnos para las nuevas
etapas, que están por llegar y
por ello,hay que estar preparados.

Puesto que la derecha, se está moviendo, hacia el sistema tribu-
tari para sólo y esclusivamente
engañar al obrero, porque el rico
lo tiene muy claro de que parte se
mueven estos rajonianos.

Anónimo dijo...

Yo, al contrario que Anisakis, no creo que cuando llegue la crisis, que llegará, la cosa sea tan grave, y sobre todo tan duradera. Hoy en día afortunadamente la economía española es algo más competitiva, ha mejorado algo respecto a los desequilibrios de la época anterior y está mejor preparada. Si nos fijamos, el mayor peligro económico es el preciod el petróleo, precio que está dependiendo de la demanda de los países emergentes (China, India y sudeste asiático)y de las aventuras desestabilizadoras del amigo Bush, recuerdan a Ana Palacio con aquello de que gracias a la invasión de Irak el mundo iba a ser más güeno y el petróleo casi gratis, .... pues gracias también a los señores del PP la situación económica mundial está como está.Por ello es tan meritorio el que ZP impulse avances sociales en un marco de crecimiento superior a tres puntos, y tan patético que ahora se hable de crisis por el hecho de que en tal contexto mundial el crecimiento previsto para la economía española pueda ser de dos puntos. Si logramos desengancharnos de la dependencia del ladrillo y seguir creciendo un par de puntos al año la situación está mucho mejor de lo que parece.

Unknown dijo...

El modelo económico socialista es el más acertado y más justo, hay que lograr el equilibrio entre la política social y el crecimiento económico, y se demostró en esta legislatura es posible.

El modelo económico socialista no está en quiebra, al revés, está más vivo que nunca, si el PP estuviese gobernando en la actualidad, habría las famosas fundaciones en los hospitales de la seguridad social, que favorecería a los ricos, nos estaríamos pagando parte de las operaciones quirúrgicas, y lo público estaría privatizado, y este país estaría en manos de los de siempre, de los ricos. Los ricos serían mucho más ricos, y no existiría clase media.

Si el tema es sencillo, la izquierda valora lo social y los derechos humanos, paa la derecha, y más aún para la española, lo que valora es el dinero y las personas y los derechos humanos les da lo mismo.

Anónimo dijo...

Acabo de visitar el blog y me parecen interesantes los artículos, especialmente el de "la izquierda compleja" porque sintetiza muy bien varios de los temas importantes que afronta la izquierda.
Creo que en el Psoe nos falta un montón de autocrítica, siempre funcionamos por consignas y un partido debe tener más debate, más participación de los militantes, que no se nos llame solamente en época de elecciones para sacar las castañas del fuego.
Muchos militantes estamos cansados después de muchos años de ver cómo se repiten determinados comportamientos.
Hay que intentar replantear todo este tema, que seamos capaces de proponer cosas nuevas, que nuestra justificación no sea siempre que viene la derecha o que ya está la derecha.

Anónimo dijo...

Estimado Anónimo:
¿Has oído hablar de la teoría del pico de Hubbert? Básicamente dice que hay un punto en el que la extracción de petróleo llega a su cénit y a partir de ahí, la oferta disminuye tan rápidamente como había crecido. Es una teoría bastante extendida y aceptada entre quienes entienden del tema. Por supuesto los neocons y sus think tanks no quieren ni oir hablar de ella. En mi opinión lo único discutible es cúando se producirá. Hay expertos que dicen que ya ha llegado. Eso solamente por el lado de la oferta. Las consecuencias de una demanda India y China que crece un 10% anual lo agravan. Una guerra en Irán, ni te cuento.
En fin, no quiero hacer un debate sobre el tema del petróleo pero es un tema muy relacionado con el futuro vaciamiento de la clase media y con si seguirá tocando la orquesta.
Menos mal que tenemos Solbes para rato...

Anónimo dijo...

Es posible que la orquesta siga tocando mientras el barco se hunde. También es posible que la orquesta se quede muda y el barco de todas formas termine por hundirse. Ambas cosas son posibles. La pregunta es: ¿por qué el barco se está hundiendo? Y más importante todavía: ¿quién es el capitán que pilota el barco? ¿Un neocon? ¿O un social- liberal? El barco no será el mismo, en uno u otro caso, sobre todo en lo concerniente a las diferencias entre los camarotes-duchas, amplitud de las camas y mesita para el ordenador-, pero, nos tememos que el riesgo de choque con un iceberg no varíe mucho, en uno u otro caso.

Vayamos por partes. Pedro Solbes se autoproclama social liberal y dice: yo creo en la economía de mercado, pero pagando impuestos. Este “pagando impuestos” no es un tema baladí. No, al contrario. Es precisamente ese énfasis en que los ricos paguen los impuestos lo que, más tarde, permitirá crear escuelas, hospitales, seguros de desempleo y un Estado de Bienestar, aunque éste sea mínimo. Eso es básicamente lo que pasa en Europa. Y eso es precisamente lo que no pasa en muchos países de Sudamérica, donde no existe clase media y donde no existe lo que aquí llamamos “estado de bienestar”. Y hay que reconocer que tanto Lula como Bachelet, por poner un ejemplo, en eso están, en que paguen los ricos.

Bien, digamos que un social-liberal es parte de la izquierda. Pero, también digamos que un social liberal no ve más allá, no ve los icebergs que pueden chocar con el barco. Todo partido de izquierda necesita social-liberales. Quizás necesite menos socialistas de tipología marxista. Quizás. Podemos decir que un social-liberal está mejor informado, tiene menos prejuicios ideológicos, suele escuchar atentamente y está abierto a todo tipo de conversaciones. Por el contrario, los marxistas o aquellos adoradores de cierta socialdemocracia o de cierto sindicalismo rancio están siempre añorando los viejos cuentos sobre el movimiento obrero, que como todos los cuentos, ayudan a pasar el rato mientras no empieza el fútbol.

Pero, ¿es ésa toda la cera que arde? En el mundo actual hace falta algo más. Los trabajadores, los asalariados, los empleados de toda condición saben una cosa: hoy tengo empleo y mañana, dios dirá. Saben también que hoy pueden comprar gasolina y mañana, dios dirá. También saben que el PIB crece, pero mañana, ni se sabe si dios dirá. Y por otra parte, los jóvenes de ahora no saben si cobrarán, cuando les toque, una pensión, entendida en los términos en que ahora entendemos las pensiones. Y tampoco saben cuándo y a qué edad podrán jubilarse. Intuyen que tarde o temprano habrá una crisis de grandes dimensiones, pero no saben en que consistirán esas “grandes dimensiones” y en qué les afectará en su modo de vida.

Vivimos en una época en que domina la incertidumbre. Algunos le llaman globalización, por ponerle un nombre, pero lo que realmente existe es una falta de modelo: no sabemos que sociedad queremos construir y, sobre todo, no sabemos que sociedad podemos construir.

Un palestino de Gaza, en su drama terrible, sabe lo que quiere: un Estado. Es decir, quiere dignidad y un empleo y una mínima seguridad. Un africano de Darfur lo que desea es escapar de la hambruna o de las matanzas, pura supervivencia. Ellos tienen un modelo al que aferrarse: Occidente, donde vive la sociedad opulenta del planeta. Quieren ser como nosotros y es totalmente comprensible y deseable.
Lo que no saben es que la opulenta Europa, el prepotente EE.UU, el autosuficiente Japón, es decir, el barco, no lo lleva un capitán social-liberal o un capitán neo-con o, incluso, un capitán neo-marxista .

Lo que pasa, en realidad, es que el barco no tiene piloto. Que la nave va sola. E la nave va, decía Fellini. La izquierda, perpleja, que no compleja, por mucho que diga mi querido Ridao en El País de que el Estado de Bienestar funciona a pleno rendimiento, necesita pensar y teorizar mucho para encontrar un piloto que nos permita llevar la nave a buen puerto. Con orquesta o sin orquesta, pero con un buen cuaderno de bitácora.

Anónimo dijo...

Hace poco leía una entrevista de Manu chao en la que afirmaba: "no hay nadie al volante". Efectivamente, en gran parte de los casos, no hay nadie al volante. A veces ni siquiera hay volante y, cuando hay alguien al volante, parece que no sabe a dónde va...
Eso es consecuencia de la complejidad (interesante artículo de Norman Birnbaum en el País titulado "un mundo de complejidad abrumadora"), de la velocidad de los cambios de la que ya he hablado anteriormente y de la falta de modelo que comenta Negrín.

El tema de la complejidad no es baladí en un país como España, donde hay un problema territorial que nadie (y cuando digo nadie quiero decir nadie) sabe cómo resolver y donde hay una tradición arraigada de doble España que te hiela el corazón y que impide cualquier consenso (es verdad, ZP lo intentó pero no lo consiguió porque sería cuadrar el círculo) y si no hay consenso no puede llevarse a la práctica no ya modelo sino política alguna.

Otro artículo del País de ayer lo escribía un diputado del PP y se titulaba "Elogio del entendimiento político". Si hubiera 50 diputados más opinando lo mismo en el PP, a lo mejor otro gallo cantaba.

Antes de que se me olvide: a todos aquellos que consideran que en este blog nos flagelamos mucho o que criticamos demasiado (por cierto, no especifican a quién ) me gustaría transmitirles que la democracia consiste en eso, en reflexionar, en debatir, en opinar civilizadamente, en discrepar si hace falta incluso dentro de un mismo partido. Creo que hasta lo enseñan en las escuelas. Y si no lo enseñan ya, lo enseñarán en Educación para la ciudadanía.

Anónimo dijo...

Desde a miña ignorancia de rancio paisano de aldea gustariame facer un par de precisións e comentarios:
Un, a clase traballadora non ten o seu traballo senón a forza do seu traballo (á que se lle pon un prezo)
Dous, o proceso de cómo se chega ao socialismo e a socialdemocracia é moito máis complexo: ruptura entre bakuninistas e marxistas, etc.
Cabe sinalar que en España triunfan os seguidores de Bakunin, e que manteñen a súa hexemonía ata a guerra civil. Incluso durante a mesma tratan de levar a cabo a súa revolución social.
Tres, os partidos socialdemócratas teñen unha grande responsabilidade no fracaso do movemento obreiro, chegado o momento antepoñen os intereses nacionais aos obreiros.
1ª Guerra Mundial: Obreiros franceses loitando contra obreiros alemáns pola defensa dos intereses do capital dos seus respectivos países. Como hoxe en día os soldados usa loitan polos intereses dos seus capitalistas. Alguén cre que a guerra de Irak ten outro motivo que o intento de acadar polos USA o control do petróleo?
Catro, si que hai timón e dirección, a que marcan os intereses do mercado dominado polas grandes multinacionais.
E dito isto, viva Zapatero, porque dentro do mundo que temos fai o que pode, pero estou seguro de que el é consciente disto.

Anónimo dijo...

Quiero ser optimista respecto a la economía española y europea. Entre otras cosas porque me conviene. Cabe decir que otros países donde la gente se vuelve cadáver por no haber mantenencia viven en perpetua crisis gracias a nuestro "bendito" sistema capitalista.
Que Solbes continúe creo que es muy buena noticia. Que él mantenga saneada la economía y que Zapatero se ocupe de los más desfavorecidos.
Pero a ZP se le plantea un gran reto: aumentar los salarios de los que menos ganas sin que aumenten los precios. Esa será la auténtica política social, mejor que cualquier ley de dependencia, igualdad, etc. Porque en España aún son millones los que ni tan siquiera son mileuristas. A más de uno conozco que después de treinta años en la empresa no alcanza los 900 €.
Anónimo, no me gusta ir a la piel de nadie, pero creo que todos partimos de que deseamos que ZP gane y de que detestamos lo que representa Rajoy, pero aquí estamos para pensar. Para decir amén, sí bwana, ya existen otros foros.