LA IZQUIERDA COMPLEJA IV

No resulta excesivo afirmar que la cuestión ecológica va a ser, a lo largo de este siglo, la que contribuya a transformar nuestras sociedades de una forma más destacada. Lo está siendo ya si consideramos que las presiones inflacionarias por el alza de las materias primas (cereales, minerales, petróleo, etc) están influyendo de manera sustancial en la crisis económica que se avecina y que esas presiones tienen que ver directamente con la excesiva presión humana sobre los recursos o, dicho de otro modo, con los “límites del crecimiento” de los que hablaba el famoso informe del Club de Roma en los años 70 del siglo pasado.

El pensamiento económico de la izquierda debe acompasarse a la rápida evolución de la cuestión ecológica. Es cada vez más urgente reasignar los recursos productivos desde las actividades nocivas hacia el medio ambiente hacia otras más favorables. Hacer recaer sobre los agentes económicos, consumidores o productores, la totalidad de los costes que sus actividades imponen al resto de la sociedad. Una vía importante para lograrlo es a través de instrumentos fiscales que corrijan los precios que determina el libre mercado. La fiscalidad verde constituye uno de los elementos más importantes en el diseño de una estrategia de "desarrollo sostenible”. En la actualidad, aproximadamente el 10% de la recaudación impositiva en el conjunto de la UE proviene de impuestos que gravan el consumo de recursos naturales, mientras que el gravamen directo o indirecto del factor trabajo genera casi un 50% del total de la carga impositiva. Es necesario invertir progresivamente esta relación para favorecer la utilización del factor trabajo y penalizar cada vez más la sobreexplotación de los recursos medioambientales.

De la misma forma, deben sustraerse totalmente al mercado aquellos bienes medioambientales que se consideren merecedores de especial protección mediante una intervención pública directa, a través de la creación de reservas ecológicas, las restricciones urbanísticas, la restauración de ecosistemas, la prohibición de actividades nocivas, etc. A título de ejemplo, está previsto en el borrador del Plan Nacional de Residuos la eliminación progresiva de las bolsas de plástico, con gran enfado por parte de la industria correspondiente. Un enfado comprensible pero que no podemos compartir. Como no podemos compartir el rechazo por parte de los promotores a la Ley de Medidas Urgentes de Ordenación del Territorio que impone la prohibición de edificar a 500 metros de la costa.

Hay que incentivar aquellas actividades e industrias que favorezcan un desarrollo sostenible. Deberíamos considerar que estamos ante una crisis que genera una oportunidad: el desarrollo de una economía medioambiental. Las actividades medioambientales tienen, potencialmente, una incidencia sobre la creación de empleo muy importante, no sólo por su impacto directo, sino por sus importantes efectos multiplicadores: se calcula que cada trabajo creado directamente en dichas actividades puede generar dos o tres trabajos suplementarios en sectores conexos.

Como dijo recientemente Jeremy Rifkin, España tiene las condiciones para ser puntera en el desarrollo de una industria medioambiental si cumple a rajatabla ( no como hasta ahora ) la estricta legislación ambiental impuesta por las directivas europeas y utiliza sus constructoras e industrias asociadas, con gran presencia internacional, además de sus universidades, para producir e investigar en este terreno. También en el campo de las energías renovables, donde España tiene importantes ventajas competitivas conocidas o, yendo al caso gallego, el sector forestal, que tiene un enorme potencial tristemente infrautilizado y que puede experimentar un auge importante por la ya citada tendencia al incremento de los precios de las materias primas, además de producir evidentes beneficios ecológicos.

Todo lo que acabamos de mencionar puede ponerse en conexión con la deslocalización industrial y con la pérdida de peso del factor trabajo en beneficio del capital en nuestra economía. Así, al igual que existen necesidades que demandan trabajo en el ámbito social, como las derivadas de la Ley de Dependencia, existen otras muchas en el ámbito medioambiental (depuración de aguas, limpieza de costas, reforestación y cuidado de bosques, restauración de monumentos, desarrollo de nuevas modalidades de turismo, acondicionamiento de zonas ex industriales, actividades de reciclado -papeles, plásticos, neumáticos-, tratamiento de residuos, etcétera). Mientras haya necesidades insatisfechas de uno u otro tipo deberíamos ser capaces de utilizar trabajo para satisfacerlas y ese tipo de trabajo no puede deslocalizarse fácilmente. Es el momento de hacer de la necesidad virtud.

Pablo Arangüena

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo pero añadiré un matiz al final.

Antes llamar la atención sobre la importancia de desarrollar materiales alternativos a los derivados del petróleo, sobre todo los plásticos y toda una familia de fibras; mirar a vuestro al rededor y fijaos en la cantidad de cosas que están hechas de plásticos y fibras de origen sintético, todas ellas en mayor o menor medida derivados del petróleo. Será necesaria una labor ingente de ingeniería química para elaborar alternativas, y en ese terreno no se ha ni empezado, lo cual es preocupante.

El matiz:

Los impuestos verdes es algo que han asumido algunos partidos conservadores en Europa para encubrir rebajas fiscales en términos absolutos; creamos impuestos verdes "y así ya de paso" rebajamos los impuestos sobre el trabajo (bueno, en el fondo lo único que queríamos era rebajar los segundos, pero la creación de los primeros le da al asunto un toque ecologista muy vendible).

Desde un punto de vista estríctamente ecológico, puede estar bien crear tasas e impuestos "verdes" para penalizar actitudes anti-medioambientales, o productos de uno u otro tipo, sin embargo, desde ese mismo punto de vista, dichas penalizaciones no pueden ser un fin en si mismo... en plena coherencia con dicha lógica, el fin último, debe ser la reconversión de actitudes e industria (y los impuestos verdes gravan sobre todo lo segundo), así que, una vez reconvertida la industria la recaudación de dichos impuestos tenderá a cero; es más, lo curioso es que debería ser así si lo que realmente queremos es eliminar la contaminación, y no vivir de ella.

Así que, cuidado con intentar colar nuevos paradigmas fiscales con ese toque medioambiental, dado que la contaminación está para eliminarla, pero el trabajo siempre existirá (o debería), y dentro del computo general de recaudación, seguirá siendo uno de los pilares fundamentales de la recaudación del Estado.

El objetivo no es multar a los coches más contaminantes, si no que al final se retiren del mercado y todos sean eléctricos, a hidrógeno, etcétera.

En cambio, me parece mucho más positivo tu planteamiento acerca de "vivir de las energías alternativas"; desde luego en ese sentido, si el Pisuerga pasa por Valladolid, sería una tonteria no aprovechar esa oportunidad.

Más que hacer dependiente al Estado de los impuestos verdes reduciendo otros fundamentales como los del trabajo, debería hablarse (centrándonos en España) en la evasión fiscal brutal e incomprensible (aunque sí explicable) que hay en este país.

Saludiños Pablo.

Anónimo dijo...

El “frente medioambiental” es, con mucha diferencia, el principal problema planetario en la actualidad. El problema del hambre y la miseria es un derivado de este escenario-el de la contaminación y agotamiento de los recursos tradicionales-y está intrínsicamente asociado a él. Y por otra parte, el problema de la superpoblación está a su vez, directamente relacionado con todo esto.

Esta “verdad incómoda” es verdaderamente incómoda para la izquierda, ya que parte de sus presupuestos teóricos-crecimiento, pleno empleo, reequilibrio social, etc- se verán inevitablemente afectados por todas las iniciativas ineludibles que habrá que adoptar-desde los gobiernos progresistas-o exigir -desde la oposición de izquierdas en aquellos países donde ésta no gobierna- a corto plazo.

Pero esto no significa que la cosa sea fácil. Más bien sucede todo lo contrario. Una izquierda europea incapaz de liderar una idea política fuerte e integradora de la UE, ¿será capaz de liderar-en coalición con los demócratas estadounidenses-a nivel mundial una política proactiva que evite la muerte del planeta?

Me siento incapaz de responder. Los partidos socialdemócratas europeos no van más allá de las meras declaraciones de principios. El tiempo corre y las soluciones se aplazan y los problemas se agravan. No se trata de poner un ecologista en el Consejo de Ministros. No se trata sólo de apostar por una fiscalidad “verde”. Si seguimos proponiendo simples cuidados paliativos, el planeta se nos muere y con él todos nosotros-es un decir-, -la especie humana en su conjunto-.

Hay que pasar de lo paliativo a la radicalidad de lo eliminativo.

La disyuntiva no es el grito rosaluxemburguiano de “socialismo o barbarie, sino que es lucha decidida contra la contaminación o muerte.

Anónimo dijo...

Como diría Marino Rajoy ... la izquierda acompleja.

Por cierto, ¿alguien sabe algo de aquel alucinado que circuló tiempo atrás por el Blog mofándose del rojerío y de lo poco que nos quedaba ante el según él, más que evidente triunfo de Rajoy en las pasadas generales? ... qué país ... qué tropa

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en lo que se comenta en el artículo, en particular sobre las buenas condiciones que España reúne para convertirse en una potencia medioambiental. Según un informe de hace un par de años, cuyo autor no recuerdo, es el país mejor preparado de Europa para hacerse totalmente renovable en materia energética, gracias a sus inmejorables condiciones para eólica y fotovoltaica.

Anónimo dijo...

No puedo estar más en desacuerdo con lo dicho por gautama.

Los partidos socialdemócratas están liderando en el terreno medioambiental las políticas contra el cambio climático, los conservadores no pueden liderar nada en ese sentido, entre otras cosas porque están alineados con los "negacionistas" (así que dificilmente pueden liderar algo en lo que no creen, ¿no te parece?) .... y la verdadera crisis ideológica la está vivienda la derecha, no la izquierda, dado que mientras que la izquierda puede asumir con facilidad la responsabilización sobre una política pública acerca del medioambiente, la derecha no puede asumir que los empresarios y las fuerzas económicas en general no solo tienen que asumir costes sociales, si no además, costes medioambientales.

Desde un punto de vista ideológico, la derecha necesita una reconversión brutal, y de hecho, los nuevos líderes de la derecha, como Sarkozy y David Cameron han absorvido las políticas eco-socialistas como propias, traicionando gran parte de la agenda política conservadora tradicional.

El último de la fiesta es Mariano Rajoy, que prefiere escuchar a su primo, pero me temo que o se une a la nueva derecha, que ya acepta que la izquierda tenía razón hace mucho tiempo (la izquierda lleva luchando por el medioambiente ya hace muchas décadas) y mantiene por fin una posición, que duda cabe, sustancialmente más inteligente.

Saludiños!.

Anónimo dijo...

Estimados compañeros, desde luego que el artículo de Pablo es magnifico, sólo deseo recordaros -en la línea del comentario de MNR- el principio exencionalista enunciado que afirma que el ser humano se considera, en términos generales, fuera de las normas, condiciones físicas y entornos naturales sobre los que se sustenta su propia existencia. Este principio de exención se genera desde una mirada hacia adentro, miope, que practica sobre todo la derecha conservadora (qué contradicción!) apoyada en una fe inquebrantable en la todopoderosa tecnología que resolverá cualquier contingencia medioambiental.

Los impuestos piguanos son exencionalistas, y por tanto, miopes y tecnófilos. No resuelven el problema, como apunta MNR, sino que, en un absurdo intento de internalizar las externalidades ecológicas, niega su propio movimiento.

En mi opinión, la orientación debe ir en el sentido aportado por MNR: prohibir la actividad destructiva, y digo destructiva: que no construye, aprovecha, o al menos siembra mientras recoge, como dirían nuestros abuelos.

Lo antiecológico no debe ser caro, es muerte, y muerte masiva, luego no tiene precio dentro de los esquemas morales de nuestra sociedad.

Seguro que ya los conocéis, pero os recomiento el pensamiento de Martínez Alier y Chauchescu Roegen. Son dos visiones preclaras desde puntos de vista que se complementan. Muy interesante los principios de la termodinámica aplicados al crecimiento económico. La multidisciplinaridad es caso raro en esto lugares.

Saludos,

Carlos Raya

Anónimo dijo...

A mnr

Yo te diría, mnr, que estás un poco cegado por ciertas luces que te impiden ver las sombras, que haberlas haylas.

No creo que se puede afirmar sin cierto sonrojo que la socialdemocracia europea haya liderado la lucha contra la catástrofe medioambiental en las últimas cuatro décadas, por poner un período histórico más o menos amplio. Simplemente eso no es cierto.

Creo que es de justicia reconocer que ciertos grupos situados a la izquierda de la socialdemocracia se han mostrado más activos en este campo. Grupos y movimientos que por su carácter minoritario tampoco han conseguido grandes “victorias” políticas, pero sí que han servido para extender la conciencia social sobre este gravísimo problema al que nos enfrentamos. Greenpeace, sin ir más lejos.

Creo que, sin recurrir a la ceguera ideológica, la socialdemocracia europea cuando ha gobernado no ha hecho gran cosa en este campo, si exceptuamos al SPD alemán cuando gobernó en coalición con los verdes alemanes. Y digo “gran cosa”, siendo consciente que es Europa, entre todas las “potencias” del planeta, la que más ha hecho en este campo-los tuertos son reyes en el país de los ciegos.-

Y también creo que el “frente medioambiental” necesita un frente o movimiento que aglutine a científicos, grupos ecologistas, movimientos sociales, partidos, etc, más allá de unas siglas concretas de un partido concreto. Yo, de la derecha, no espero nada. Y de la izquierda espero más. Kioto es un acuerdo de mínimos, pero que no vengan ahora a contarme la milonga de que en estos cuatro años el gobierno socialista ha reducido “significativamente” las emisiones de CO2, porque simplemente, eso no es cierto. Para ti lo que hace la socialdemocracia en este tema es jauja, para mí, es claramente insuficiente y manifiestamente mejorable.

Anónimo dijo...

A mnr

Dos cosas más

1)La lucha contra la catástrofe medioambiental va en contra de la “lógica de los intereses de un país”, entendidos éstos de una forma estrecha y cortoplacista. Un ejemplo de ello es China. Por mucho que ahora “limpien” Pekín de los niveles escandalosos de contaminación atmosférica-por mor de los juegos olímpicos-, una vez terminados éstos volverán las oscuras golondrinas a anidar.

2)La política pesquera europea-por mucha moratoria que se imponga-no ha dejado de ser una política “condescendiente” con los intereses económicos-estrechos y cortoplacistas-del sector. Así, los caladeros están exangües y algunas especies a punto de extinción. La visión económica no va más allá. La esquilmación progresiva de los recursos pesqueros responde, también, a la “lógica de los intereses de cada país”. Si no quieres verlo es tu problema, mnr, pero los hechos son sumamente elocuentes. La lista se podría extender a otros sectores y recursos.

La lógica del sistema es ésa. Y tú apelas al “buenismo” o a la voluntad de ciertos políticos. Pero el asunto es estratégico y los adoradores del becerro de oro del crecimiento del PIB no van a cambiar de “dioses” así como así.

Anónimo dijo...

Hago un comentario apresurado porque estoy mal de tiempo.

MNR y Carlos:
De acuerdo con vosotros en que la fiscalidad verde no puede convertirse en una vía de recaudación que implique la tolerancia de aquellas actividades nocivas para el medio ambiente. Sin embargo, hay actividades permitidas que tienen un impacto en el medio, por ejemplo, contaminar por debajo de los límites permitidos y que deben estar gravadas. Hay multitud de industrias que tienen impacto ambiental pero no tanto que aconseje la prohibición de la actividad. Gravar esas actividades debería ser la finalidad de una fiscalidad verde.

Gautama: coincido contigo en la necesidad de acción radical y en dejar los barnices superficiales.

Anónimo dijo...

Mucho me temo que Gautama no anda falto de razón; aun comprendiendo que la ecuación: estructura económica actual / sostenibilidad es compleja, no es menos cierto que las fuerzas socialdemócratas europeas no han hecho gran cosa hasta la fecha. De la derecha tal y como está actualmente configurada no hay que esperar nada, y en cuanto a los nuevos líderes Cameron y Sarkozy poco se puede esperar: Cameron es una contradicción entre lo que dice y lo que practica y en cuanto a Sarkozy, es pura palabrería, un Berlusconi más listo, con más oficio, pero con menos patrimonio. Mucho me temo que de aquella época de los colosos (Adenauer y compañía) pasamos a la de los Grandes (González, Kohl etc...) y ahora estamos en la de los actores (Berlusconi, Sarkozy ...). De USA en esta materia poco cabe esperar, de la pujante Asia menos, están enamorados de haber descubierto en consumismo (el vehículo barato de TATA MOTORS será muy democrático pero va a rematar el escaso equilibrio ecológico que nos queda, mientras tanto los ciudadanos occidentales seguimos sin bajarnos del coche, del viaje en avión y de la fiebr de los cruceros (os juro que jamás me subí a ninguno). Así están las cosas, o Europa encabeza un movimiento destinado a evitar la quiebra del capitalismo tal y como lo entendemos víctima de la falta de sostenibilidad (el miedo al paro es la única manera de vender el asunto, ya que la ecología a muchos ciudadanos le sigue sonando lejana) o continuaremos nuestro camino acelerado hacia la autodestrucción.

Anónimo dijo...

A gautama:

No puedo estar más en desacuerdo contigo.

Si hablamos de transformaciones reales (Izquierda Unida no ha ganado nunca las elecciones en España por lo tanto no se le puede adjudicar ningún cambio del que no es autor), solo podemos contraponers la gestión de partidos conservadores y democristianos en Europa.

Bien, hazme una tabla de logros en el terreno medioambiental de socialdemocratas y conservadores, y yo te explicaré donde llegan los logros conservadores de partidos democristianos financiados por las grandes multinacionales del gas, la automoción y las industrias de Europa, que tiemblan cuando les hablan de eco-tasas.

Decir que la socialdemocracia es, prácticamente, la corriente política que menos ha hecho en este terreno, es, como mínimo, una exageración bastante alejada de la realidad.

Quien nos diera en España tener el nivel de compromiso político que hay en Alemania con el medioambiente, aunque ya hemos hecho bastantes cosas, aun estamos en pañales.

Vuelves a redundar en la idea de que las políticas medioambientales no pueden ser asumidas por la lógica de izquierdas, pero no haces una reflexión ideológica, solo práctica, bien, yo niego la mayor.

Ideológicamente es la izquierda la que precisamente puede defender dichas políticas, la derecha lo tiene imposible (no se puede cuadrar el círculo), la pregunta entonces sería, ¿son los partidos socialdemócratas lo suficientemente de izquierdas?, y segundo, en el terreno práctico, ¿han hecho acaso más los conservadores que los socialdemócratas?, pues vuelvo a repetir, que es un poco jorobado que vayas a resolver un problema que no creas que exista, y aun parte importante de la derecha europea es negacionista; para ellos, el derretimiento de los casquetes polares es mera coyuntura (no es broma, supongo que estarás informado y sabrás que lo que digo es cierto).

Entonces, primero, culpar a las socialdemocracias es una absoluta barbaridad, antes habría que mirar a los democristianos y liberales de Europa, y segundo, efectivamente, hay que exigirles más compromiso a la izquierda gobernante en este terreno, y desde luego, como yo ya dije y Carlos igual, no haciendo que el Estado dependa de una situación insostenible, si no que el Estado debe revertir esa situación, no vivir de ella.

Lo que no puedo firmar Gautama, bajo ningún concepto, es que "la socialdemocracia no puede aceptar las transformacines medioambientales porque van contra el desarrollo", craso error, dado que, ¿es DESARROLLO obviar las políticas medioambientales?, como ves, el problema es conceptual y de comprensión del problema; no puede haber auténtico desarrollo sin políticas medioambientales, ergo, los primeros interesados en fomentar dichas políticas, es la izquierda europea.

Queda mucho camino que hacer, pero si la primera conclusión es culpar a la izquierda europea de un problema que al menos sí entienden mejor que los democristianos y liberales europeos, es matar moscas a cañonazos.

Sarkozy y David Cameron asumieron dicho discurso, y lo hacen porque saben que ideológicamente es más sólido; luego, habrá que juzgarlos en la práctica, logicamente, si lo cumplen o no, pero el discurso ya lo tienen... y lo asumieron por algo; porque al menos, ya han asumido, que es la vía correcta.

Saludiños!

Anónimo dijo...

Lo que decís me parece correcto pero creo que no podemos dejar de lado que frecuentemente hay que elegir entre mantener una industria que contamina o cerrarla y que sus trabajadores se vayan a la calle. Además de ser sensibles con lo ecológico, tenemos que serlo con lo social. Si nos dedicamos a clausurar todas aquellas actividades que tienen impacto medioambiental, nos quedamos sin industria.

Anónimo dijo...

A mnr

Yo no sé en qué idioma hablo, pues o no te lees lo que yo digo o aquí hay un problema de comunicación.

Parece que tu argumentación, reiterada y obstinada, es de negro o blanco, inmune a cualquier matiz de la gama de los grises. Voy, de forma sucinta, a resumirte mi argumentación:

1.- La catástrofe medioambiental es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad a corto plazo.

2.- El sistema capitalista, basado en el beneficio empresarial y la rapiña, es un sistema agresivo con el medio ambiente y, por tanto, toda política que intente contener los efectos altamente perjudiciales para el equilibrio ecológico de nuestro planeta, tendrá que imponer fuertes restricciones al capitalismo destructor, basado en el beneficio individual.

3.- La izquierda real, la socialdemocracia que gobierna o puede gobernar, “hasta ahora” ha hecho poco en pro de imponer esas fuertes restricciones al mercado capitalista, poco respetuoso con el crecimiento sostenible y la salvaguarda de los recursos naturales, que son limitados.

4.- Que la derecha- y sus partidos y las grandes empresas- cuyos intereses representa ésta, hayan hecho menos o nada, no nos exime de nuestra responsabilidad. Mi argumento es, en definitiva, que los de “nuestro campo” han hecho cosas, pero éstas son insuficientes.

5.- Son necesarias las medida radicales, pues la política de paños calientes y pequeñas reformas, sólo consigue desplazar el problema en el tiempo. Kioto es la senda que hay que seguir, pero los acuerdos después de Kioto, deberán ser forzosamente más ambiciosos y radicales.

Nota personal para mnr: no es que tenga predilección por debatir contigo, pero deberías-y esto es un consejo-ser un poco más “autocrítico” con los “nuestros”. Ésa es la única manera de avanzar...

Anónimo dijo...

A gautama:

Hablas castellano, pero a lo mejor no escoges las expresiones adecuadas, por lo menos cuando empezaste, diciendo ni más ni menos esto:

"Esta “verdad incómoda” es verdaderamente incómoda para la izquierda, ya que parte de sus presupuestos teóricos-crecimiento, pleno empleo, reequilibrio social, etc- se verán inevitablemente afectados por todas las iniciativas ineludibles que habrá que adoptar-desde los gobiernos progresistas-o exigir -desde la oposición de izquierdas en aquellos países donde ésta no gobierna- a corto plazo."

Bien, esto, NO ES ASI, los supuestos teóricos de la izquierda (no los de la derecha), no solo hablan de una necesaria generación de empleo, si no de una responsabilidad igualmente necesaria del Estado; en este cuadro de las cosas, la mayor dificultad teórica no será para la izquierda (en el grado en que es izquierda) si no para la derecha.

Con lo cual, no, no puedo estar de acuerdo con lo que dices (en perfecto castellano).

En cuanto a nivel práctico, estamos de acuerdo en que el nivel de exigencia debería ser mayor, teniendo en cuenta que no existe dicha crisis ideológica, en cuanto a ideología hablamos.

Leo bien lo que dices, también leo cuando dices de unas ciertas luces que me ciegan.

Recomendación: evita las calificaciones personales.

Yo no estoy cegado por ninguna luz.

Sin acritud.

Saludiños.

Anónimo dijo...

a Mnr:

Razonas muy bien y te curras los argumentos, pero no reprendas a Gautama por emplear calificaciones personales ya que éstas no han sido hirientes, no se puede pretender endulzar tanto un debate, cierta tensión es buena.

saludos

Anónimo dijo...

Al anónimo:

Se empieza así, y se acaba como se acaba. Llevo 8 años debatiendo en internet, y a base de pegarme unos cuantos leñazos aprendí que las alusiones personales nunca inician nada bueno, en todo caso se que, en este caso, no hay mala fe. Es mejor referirse exclusivamente a los contenidos y a los argumentos, nunca a las personas.

Yo encantado de seguir debatiendo con Gautama, e insisto, ningún problema por mi parte.

Un saludiño a Gautama y al resto.

Anónimo dijo...

En mi anterior mensaje aludía al presupuesto exencionalista y a los impuestos piguanos como absurdos, uno por negar la realidad, el otro por aceptarla con una negación implícita: si el problema ecológico existe, es evidente que no se soluciona con impuesto, luego los impuestos piguanos campan los valles del oportunismo o del estupidez.

Dicho lo anterior, descontado el exencionalismo, hablar de izquierda o derecha en estos temas es grotesco: una vez aceptado que la existencia del hombre depende del entorno físico y que ciencia y tecnología no pueden suplir a la naturaleza en la regulación del mismo, ¿cómo engarzar argumentos destructivos en cualquier discurso político del color que sea? Es imposible, luego solo existe una vía, el negacionismo. Pero, ojo, que las fuerzas vivas de la derecha sean negacionistas no quiere decir que su ideología sea destructiva -no nos confundamos-; la praxis les lleva a la negación del problema ecológico precisamente para no chocar con su propia ideología.

Tenemos, en primer lugar, que el ecologismo no es -no puede serlo- de izquierda o derecha, liberal o conservador, comunista o falangista. De hecho, nada dice de las estructuras sociales, ni de las relaciones de producción o poder, ni cosas por el estilo. Al menos en primera instancia, en donde estamos.

En segundo lugar, todas las ideologías deben incorporar el conservacionismo en su cosmovisión. ¿Qué alternativa les queda? ¿Defender la destrucción sistemática del medio ambiente?

Concluyendo: volvemos a caer -como en otras discusiones anteriores- en una grave confusión, al no diferenciar entre la praxis de ciertos grupos con la ideología de esos mismos grupos, por más que tengan nombres como “conservadores”, “progresistas” o “laboristas”.

Moraleja: podemos afirmar, sin lugar a dudas, que la praxis de la izquierda “es” más verde que la derecha, pero decir que la izquierda “debe ser” más verde que la derecha es una falacia.

Saludos,

Carlos Raya

Anónimo dijo...

A Carlos:

Que debemos ser "más verdes" que la derecha es una conclusión sobre la observancia de la praxis, no un deber ideológico; si de ideología del medioambiente hablamos, todos, izquierdas y derechas, deberíamos ser conscientes del problema, pero sabes, y explicas bien porqué, que eso hoy en día no es así.

Del inicio de la aportación de Gautama entendí a quien debíamos señalar como principales culpables; el culpable no es la oveja por no defenderse, es el puñetero lobo que todo lo debora, en Alemania no es la socialdemocracia, es la CDU, ahora, puedo responsabilizar a las ovejas de no defenderse, pero no son los culpables... seamos, al menos, justos.

¿Que debe exigirse más a la izquierda gobernante?, repito por tercera vez; yo no he dicho lo contrario (no lo vuelvo a repetir más, porque me parece absurdo, entre personas adultas, repetir las cosas para que otros asuman lo que realmente has dicho, y no otra cosa).

Nadie ha dicho (yo menos, por más que releo mis comentarios) que haya que volver muy mala a la derecha para no exigirle nada a la izquierda, pero una cosa es lo que todavía no hacemos, y otra cosa muy distinta es quienes son los principales de que las cosas estén como están ahora (si nos ponemos a hablar de casos reales, como la pesca por ejemplo, hablaré de eso, lógicamente).

Más cuanto al principio de la aparición de Gautama fui el primero en decir que las eco-tasas y demás figuras parecidas no servían de nada sin cambios radicales, es absurdo por tanto, si se lee todo lo que he dicho, adjudicarme algún tipo te tibieza... quizás haciendo referencia a, sabe Dios, que argumento inexistente que de mi teclado no salió nunca.

A ver si a al tercera va la vencida... está en castellano (de Valladoliz).

Saludiños.

Anónimo dijo...

Aguerridos contertulios:
Ayer salió una noticia muy interesante sobre una sentencia que puede ser importantísima del TSJ de Castilla y León y que paraliza la proyectada estación de esquí de San Glorio (una aberración ecológica y económica para cualquiera que conozca la zona y tenga dos dedos de frente) con muy acertados argumentos.
En cuanto me haga con la sentencia puede que escriba un artículo sobre el particular.
Hoy sale en el País un interesante artículo titulado "cómo evitar la africanización de España" que va al pelo para vuestro encendido debate.
Saludos cordiales

Anónimo dijo...

y un añadido para rebatir a los que dicen que la "fiscalidad verde" es exclusivamente un invento de la derecha para recaudar permitiendo actividades nocivas: un ejemplo de fiscalidad verde es el cánon hidráulico que cobra la administración gallega a los que USAN agua Y a los que efectúan vertidos autorizados y dentro de los límites permitidos.

Anónimo dijo...

Corrijo: me refería al cánon de saneamiento, no al cánon hidráulico.

Anónimo dijo...

Pablo, dale fuerte, que al final, a base de reiterar un mensaje se vuelve verdad. Los impuesto pigouvianos fueron inventados por un fulano que era más de derechas que el aguilucho de Franco y no solucionan el problema. Fíjate que lo que intentaba era internalizar las externalidades medioambientales, así, con un par, y cuando no tengamos agua limpia que beber, pues nos tomamos una copa de euros o un cubata dólares. El tal Pigou igual no tenía ni idea de lo que hablaba pero era un cachondo.

Anónimo dijo...

Si alguien quiere información sobre los impuestos pigouvianos que siga este enlace.

http://webpages.ull.es/users/ecopub10/ponencias/pigou.pdf

Anónimo dijo...

Carlos, no es que pretenda tener la razón a base de insistir. Es que yo te pongo un ejemplo concreto de tributo verde gallego y tú respondes con una crítica a Pigou y el pigousianismo.

Sin ánimo de entrar en terreno escatológico, el hecho de existir como humanos ya genera perjuicios medioambientales desde el punto y hora en que emitimos residuos orgánicos y flatulencias-gas metano a diario (unos más que otros, eso sí) que ocasionan contaminación y cambio climático.

Siguiendo vuestra maximalista argumentación: ¿no habría que prohibir por ello la existencia de la gente?

Por simplificar: hay actividades nocivas, levemente nocivas, muy nocivas y extremadamente nocivas para el medio ambiente. Unas deben estar prohibidas. Otras solamente intervenidas, entre otras vías, a través de la fiscalidad para, efectivamente y como dices, tratar de internalizar las externalidades negativas.

Respecto al interesante debate entre MNR y Gautama, es obvio que la izquierda se preocupa más por el medio ambiente que la derecha pero también es evidente que en un grado insuficiente y que a menudo no pasa del mero barniz verde. Ejemplo: el gobierno de Aragón (que se opone al trasvase) pretende transformar el desierto de los Monegros en Las Vegas de Europa, como recuerda el artículo de hoy de Ignacio Sotelo en el País.

Anónimo dijo...

A Carlos:

Totalmente de acuerdo con respecto al tema medioambiental.

Sobre lo de las Bardenas; habría que observar quien dirige el Partido Socialista en Aragón, de donde vienen, de qué pie cojean...

Es una federación del PSOE a la que nunca llegó la regeneración, se sumó a Zapatero pero siguen siendo los mismos.

Saludiños.

Anónimo dijo...

Estimado Pablo, la producción de gas metano es natural -aunque es cierto que la producción de algunas personas podríamos calificarla como de "industrial"- y se sitúa dentro de unos parámetros asumibles por nuestro entorno y nuestros sentidos. Fíjate, no obstante, en el caso de los todoterreno: no se soluciona con impuestos, sino con la prohibición de su circulación excepto en los casos justificados, por ejemplo, por necesidad profesional. Vamos, no te puedes comprar un tanque y nadie se lleva las manos a la cabeza por tal prohibición, pues sentido común y poco más..., máxime cuando ciertos consumos son de tipo ostentoso (John Kenneth Galbraith) y sirven únicamente para marcar diferencias de status. Si los gravas con impuestos lo que consigues es justo o contrario, aumentar su demanda por las clases más altas y por todo el mundo que quiera aparentar su adscripción a esas clases pudientes.