A PROPÓSITO DE ESTEPONA

Como ciudadano me he alegrado por la apertura de diligencias por parte del Juzgado de Estepona y de la Fiscalia Anticorrupción, contra el Alcalde de dicha localidad por delitos propios de la corrupción política. Me he alegrado porque, como ciudadano, me reconforta saber que en este país al menos la Fiscalía cumple con su obligación protegiéndonos de los delincuentes. Al mismo tiempo me desasosiega profundamente que un partido político, al cual los ciudadanos financiamos para que canalice nuestra participación política, ponga nuestros intereses en manos de un delincuente.
Pero, si como ciudadano mi sensación es ambivalente, como militante socialista me irrita profundamente que ese partido haya sido el PSOE. Mi partido. Pero lo más preocupante es que no ha sido la primera vez y, lo peor es que no va a ser la última por la simple razón que no se han tomado medidas correctoras. Me importa un bledo que el PP nos gane en casos de corrupción o que se expulse a los responsables cuando ya han delinquido. Lo que me realmente me importa es que mi partido ha puesto en circulación, y mantenido durante años, a un “candidato” que nos ha robado, que ha destrozado nuestro entorno y que se apropiado de los intereses generales poniéndolos al servicio de especuladores y oligarcas. En definitiva que ha traicionando la buena fe de los votantes (y militantes) que les han apoyado contribuyendo a una opinión pública que, no es de extrañar, valora muy negativamente la política y los políticos.

Propongo dos cuestiones a debate:
1º.- ¿Que falla en el modelo de organización del partido para que esto pueda suceder?
2º.- ¿Que cambios serian necesarios para evitarlo?


Carlos FM

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Carlos:

Creo que eres muy duro en tu análisis. Casos como el de Estepona le pueden ocurrir a cualquier partido y el PSOE, a diferencia del PP, opta por cesarlos, lo cual no atenta a su presunción de inocencia, la cual permanece jurídicamente incólume, sino al ámbito de quiebra de confianza que provoca que un electo no pueda seguir un día más cuando un Juez cree que hay motivos suficientes para procesarlo por asuntos de corrupción.
A mí el caso Estepona no me escandaliza, me felicito de que el Ministerio Fiscal despierte de ese sueño en el que 8 años populares lo mantuvieron, lo que me escandaliza es que el gran robo de Marbella se estuvo cocinando años a los ojos de todos y la Junta de Andalucía no hizo nada, me escandalica que aún escuchemos a políticos socialistas decir que llevar lo de Pérez Varela por vía penal está fuera de lugar, eso es lo que me escandaliza, esa imagen de que encubrimos, del hoy por ti y mañana puede que por mí. Cuando los ciudadanos que votan por ideología ven estos ejemplos, se quedan en casa y aumenta la abstención, y eso siempre nos pasa con nuestros potenciales votantes ya que los de enfrente están vacunados y votan pase lo que pase.

Anónimo dijo...

Lo que me preocupa a mi personalmente es que los partidos en España no tengan mecanismos para que los militantes controlen más de cerca la gestión de sus dirigentes.

Algunas personas somos conscientes de que militantes de Estepona llevan años criticando la gestión de su ejecutiva, y en el Ayuntamiento, y no se les ha escuchado (y no solo eso, cosas más graves).

Lo que ha saltado, por lo tanto, a mi, y a otras personas, no nos coge por sorpresa.

Lo grave es que, sabiéndolo, no se ha podido hacer absolutamente nada, después de años de corrupción.

Evidentemente esto sucede, y puede suceder, en todos los partidos, pero no es defendible que así sea, y de hecho sí hay reformas que se podrían acometer a nivel interno para evitarlo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ya ves, MNR, años lleva nuestro compañero de filas, José "Ocame", denunciando la situación. Pero fue expulsado del partido, ninguneado, insultado y apartado por "disidente". Sus escritos y cartas al aparato federal eran archivados directamente en la papelera. Era un "apestado". Era más fácil pensar que se trataba de un resentido que investigar.

¿Quién le pedirá disculpas ahora? ¿Quién restituirá su honor manchado?
¿Quién recordará su lucha sin cuartel contra la corrupción de ciertos impresentables de su propio partido?

Un ejemplo de dignidad para todos.

Saludos,

Sísifo

Anónimo dijo...

De acuerdo con vuestras apreciaciones.

Como dato positivo destacar el hecho de que la incoación de diligencias demuestra que la fiscalía es independiente, al menos cuando gobierna el Psoe, porque dudo que esto pudiera tener lugar si estuviese gobernando el PP.

Como dato negativo, si el hecho se estaba denunciando por parte de un compañero, cosa que desconozco, además de restituir su honor, etc, es verdad que hay que preguntarse cómo auténticos chorizos como este pueden campar a sus anchas en un partido como el nuestro.

La respuesta, me temo, es muy simple: se prefiere evitar la posible pérdida de votos asociada al desvelamiento de un escándalo de corrupción frente al seguro beneficio ético de contribuir a atajar la corrupción.

En mi opinión, esta actitud parte de un prejuicio erróneo: que el electorado no apreciaría que un partido actúe con contundencia ante los indicios de corrupción en sus propias filas.

Personalmente considero que esta es una visión miope. El electorado de izquierdas aprecia, sobre todo, la honestidad de sus representantes. Ser honrado y parecerlo. Si un cargo aparenta no ser honrado , tiene que mostrarse que el partido es radicalmente intolerante con esos comportamientos.

El quid de la cuestión es situar el umbral para una actuación del partido frente al potencial corrupto. En mi opinión, la mera incoación de diligencias por parte de un juzgado o de fiscalía debe ser suficiente para que un órgano del partido ( por ejemplo, una comisión ética o algo por el estilo creado para estos casos) investigue "prima facie" al cargo en cuestión y realice un antejuicio de probabilidad sobre su posible corrupción, con la posibilidad de su apartamiento como cargo.
Si el umbral de actuación del partido se sitúa, como se ha hecho históricamente, en la emisión de una sentencia por un juzgado, el presunto corrupto puede estar años dedicándose al "asunto" sin que nadie le llame al orden.
En este caso, se le ha abierto expediente de expulsión cuando se han abierto diligencias por fiscalía. El problema es que parece que había denuncias previas de bastante tiempo atrás y que el tema olía desde hace años y eso no debería permitirse porque genera desánimo en la militancia y en el electorado.

En resumen, creo que debería adelantarse la toma de decisiones por el partido respecto a este tipo de temas y no esperar a que se actúe judicialmente. En cuanto haya indicios serios de que un cargo actúa de manera irregular, tómense medidas adecuadas.
Por cierto, lamentablemente, lo de Estepona no es un caso aislado.

Anónimo dijo...

El tema de la corrupción de los cargos institucionales es una de las lacras que empobrecen el sistema social de la democracia representativa. Aprovechados, arribistas y corruptos los hay en toda la biodiversidad imaginable en los subgrupos sociales-partidos, sindicatos, asociaciones, colegios profesionales, empresarios, etc. Es difícil, por la misma naturaleza del delito, instaurar sistemas de vigilancia internos que nos indiquen, a las primeras de cambio, quién y cuándo comete una irregularidad, aprovechándose de su posición social.

No veo cómo se puede instaurar a nivel organizativo un mecanismo de alerta ante casos como éstos que sea eficiente al cien por cien. Pero se pueden hacer cosas. Por ejemplo, en el ámbito municipal, fiscalizar con lupa, con quién y por qué se pacta. Como en este ámbito-es más raro en el nivel autonómico y central-existen algunos partidos sui generis que merecen , como mínimo, un chequeo médico. Éste parece ser el caso de Estepona. Pero la dirección local del partido o la provincial o la nacional-de Andalucía-no parece que se distinguieran por su prurito profesional.

Creo que se pueden implantar ciertos mecanismos preventivos y cierta “concienciación” interna de los militantes para tener una actitud más beligerante en estos temas, más allá de los comités de ética o disciplinarios. La recientemente aprobada Ley del Suelo contempla el hacer público el patrimonio de los concejales antes de tomar posesión del cargo y después de cesar en él mismo.

Por otra parte, no estaría de más que todo aspirante a formar parte de una lista electoral hiciese una declaración patrimonial sobre sus bienes ante la militancia de su partido, para que ésta, antes de aprobar en l asamblea correspondiente su inclusión en la misma, supiese de qué va la cosa.

Anónimo dijo...

El problema Buscopio, es que puestos a corromperse hay que ser muy idiota para hacer figurar los bienes a tu nombre, con lo que la eficacia de esas listas con declaración de patrimonio es más de imagen que otra cosa.
Yo por mi parte crearía una sección en la Audiencia Nacional que se ocupase estos temas, así evitaríamos por ejemplo lo que actualmente ocurre en castellón: que ningún juez se atreve a mover el caso Fabra y así pasando los años el instituto de la prescripción acabará consiguiendo lo que ningún Tribunal imparcial permitiría. Para juzgar a los corruptos es muy importante variar el criterio territorial de jurisdicción ya que la presión para el Juez por parte del corrupto y su entorno puede ser demencial. Eso y la imposición de medidas más duras de prisión, lamentablemente ene stos casos la rehabilitación es más que improbable.

Anónimo dijo...

duda siempre de los políticos que dicen no tener nada .... con esos sueldos, da qué pensar.

Anónimo dijo...

duda siempre de los políticos que dicen no tener nada .... con esos sueldos, da qué pensar.

Anónimo dijo...

Evidentemente, RAS, peco de ingenuo en las medidas que propongo. Pero, en ningún lugar, afirmo que sean suficientes.Más bien, habría que hablar de una batería de medidas, todas ellas vistas de forma aislada, insuficientes. Creo que, incluso, lo que tu propones no sería suficiente para atajar el problema, pues casos hay en el Tribunal Supremo de políticos que han salido de rositas-ya sea por falta de pruebas o por prescripción o por ingeniería financiera de alta complejidad-. La corrupción es una variable estructural del sistema. Berlusconi en Italia, el caso Flick en Alemania, prebendas a Lores en Inglaterra a cambio de donaciones al partido Laborista, el caso Naseiro en España, Chirac durante su período de Alcalde de Paris, el caso Ertoil con Piqué en España, etc. La lista es interminable. Todo lo que se haga sobre el tema de la corrupción será insuficiente y parcial. Eso no debe ser obstáculo para hacerlo. Hay que hacerlo, aunque me temo que estamos hablando de "soluciones parciales y parches.

Anónimo dijo...

Antes de nada quisiera agradecer a todos los participantes sus contribuciones al debate que he propuesto y sobre todo felicitarles por la calidad de las mismas. Las opiniones aportadas podríamos resumirlas en los siguientes puntos de partida.

En primer lugar la corrupción política es un fenómeno condenable pero que los partidos no controlan por que carecen (por la razón que sea) de un sistema de control – sanción de los corruptos.

En segundo lugar el supuesto sistema de control – sanción “anticorrupción” de los partidos tendría un fallo considerable: La gestión de la información y sus fuentes. Por lo general se suela matar al mensajero que sin embargo si le vale a la fiscalia para proceder contra el foco de corrupción.

Finalmente la opinión generalizada es que la corrupción contribuye a la mala imagen que, de la política y los políticos, tienen los ciudadanos. Como ejemplo expongo el resultado de dos encuestas, una del CIS (abril 1995) y otra de Transparencia Internacional (Global Corruption Barometer 2004) En la primera la cualidad de los políticos más valorada (56%) por los españoles es la honestidad. Paradójicamente la segunda encuesta informa de que los ciudadanos consideran a los partidos políticos como el principal foco de corrupción.


El problema reside en que cuando aparecen fenómenos de corrupción generalizados es por que los partidos políticos, como mecanismo de control y fiscalización, ya han sido previamente desactivados por los responsables y sustituidos por estructuras partidarias no visibles. Esta estructura se basa en una amplia red de intereses clientelares (liberados, contratistas…) financiada y/o favorecida con fondos públicos.

No obstante el político corrupto entendido como delincuente es, con independencia de la repercusión mediática, bastante anecdótico. Lo realmente importante es cuando el político sustituye el interés general, que debe representar, por el suyo propio o el de sus socios sin llegar a delinquir. Esto es lo que se da en llamar “político de negocios” Lo peculiar de este tipo de político es que suele dotarse, desde el punto de vista partidario, de las mismas estructuras no visibles y clientelares, que los políticos corruptos.

Personalmente pienso que izquierda democrática debe incluir la calidad democrática como uno de sus principios básicos. Para ello debería dotarse de estructuras partidarias que faciliten la transparencia, la participación, el acceso a la información, y el control de los cargos públicos.

Carlos FM

Anónimo dijo...

roma locuta, causa finita

Anónimo dijo...

¿Lo de Roma locuta, va con segundas?
Me temo que la causa no está finita. Este tema es un cáncer para la democracia al que no se le da importancia (más allá de la pura cosmética) por los partidos políticos.
Cada caso de corrupción que se produce sin una reacción adecuada aumenta la cuota de descrédito de la política y nos acerca un poco más al abismo.
Amén

Anónimo dijo...

Hay una cosa que me gustaría reseñar y que ha pasado aquí desapercibida: la tolerancia de unos y otro frente a la corrupción y al "político empresario o de negocios".

Siempre me ha llamado la atención cómo entre muchas personas de derechas el hecho de la corrupción o enriquecimiento ilícito de sus representantes en la actividad política generalmente se contempla desde una perspectiva muy laxa, cómplice, incluso comprensiva.
Suelen esgrimir sus argumentarios más ultraliberales, irresponsables de lo público y de extraña urdimbre meritocrática( determinismo económico de los mejores, todos lo hacen y hay que ser listo y que no te cojan, alguna ventaja ha de tener la política, tonto sería rechazarlo, lobos y corderos, ricos y pobres...)
Mientras entre la mayor parte de militantes en la izquierda cualquier maniobra de estas características invalida moral y éticamente a perpetuidad al perpetrador, lo que yo he comprobado entre las gentes de derecha es mucho más ambiguo.

Aquí entran en juego los valores, las percepciones de los que unos y otros entendemos por moral, ética... conceptos como progreso, lo público y lo privado, la responsabilidad ante uno mismo y los demás, el consenso social, el egoísmo, la empatía...

Hablando hace poco en una tasca del centro con unos tipos con coleta que se dedican a la promoción inmobiliaria y son de derechas, me di cuenta de había dos discursos paralelos entre ellos y yo que no convergerían nunca: el de yo tengo yo tengo yo tengo versus el de yo soy yo soy yo soy.

Y entonces me di cuenta de que yo era de izquierdas y ellos sólo tenían.
Yo tenía mucho más, claro,.