De todas las propuestas que han aparecido estos días sobre el uso y destino a dar a la prisión provincial de A Coruña sin duda la que creo más acertada ha sido la del alcalde Javier Losada. Frente a los tan de moda centros de interpretación, talleres de reflexión, museos sin fondos que algunos han propuesto, contenedores culturales a la manera del Gaias, todos ellos destinados al fracaso, se ha alzado el buen juicio de nuestro regidor. El mejor homenaje a la torre, el que más visitantes puede ayudar a atraer, el que mayor rentabilidad va a suponer para los coruñeses es la ubicación de un Parador Nacional en el mejor entorno posible, el de la torre de Hércules. Un parador que sea homenaje al mundo romano y al de los faros, un parador temático en medio de las brumas herculinas que sirva de guía a cuantos entendemos el mar y la navegación como el océano de ideas que ha conformado nuestra civilización.
La única gran idea que Fraga ha tenido en su dilatada existencia política, la creación de una red de paradores nacionales que vincule la historia y la cultura al viajero, podría plasmarse de una vez por todas en nuestra ciudad en un edificio ni siquiera centenario pero de enormes posibilidades por su tamaño y entorno único.
La idea que parece abanderar Losada es una de esas ideas que hacen legislatura, que permiten a un alcalde liderar una ciudad en pos de un gran proyecto, otras de esas ideas que los socialistas tantas veces han repetido con éxito en A Coruña y que la derecha jamás sería capaz de poner en práctica. Tras la declaración de la Torre de Hércules como patrimonio histórico de la humanidad, algo que se debe al decidido impulso de sectores de la ciudadanía coruñesa apoyados por su alcalde y por ministros de cultura socialistas y que en su momento fue desechada por la ministra popular Pilar del Castillo, sin que ninguno de los prebostes de la derecha gallega de entonces hiciese nada por apoyar ese empeño de los coruñeses, la instalación en su entorno de un Parador Nacional volvería a ratificar el compromiso total de la administración local socialista con su ciudad.
Eludir la tentación de sobrecargar a la ciudad con el coste de otro de esos museos vacíos que tanto abundan y que nadie va a visitar, otro de esos contenedores culturales sin alma, y plantear a su vez un proyecto como el del Parador dice mucho de nuestro regidor y de su buen juicio; esperemos ahora que la ciudad se una a esa llamada y que juntos, alcalde y vecinos, seamos capaces de hacerla realidad.
La única gran idea que Fraga ha tenido en su dilatada existencia política, la creación de una red de paradores nacionales que vincule la historia y la cultura al viajero, podría plasmarse de una vez por todas en nuestra ciudad en un edificio ni siquiera centenario pero de enormes posibilidades por su tamaño y entorno único.
La idea que parece abanderar Losada es una de esas ideas que hacen legislatura, que permiten a un alcalde liderar una ciudad en pos de un gran proyecto, otras de esas ideas que los socialistas tantas veces han repetido con éxito en A Coruña y que la derecha jamás sería capaz de poner en práctica. Tras la declaración de la Torre de Hércules como patrimonio histórico de la humanidad, algo que se debe al decidido impulso de sectores de la ciudadanía coruñesa apoyados por su alcalde y por ministros de cultura socialistas y que en su momento fue desechada por la ministra popular Pilar del Castillo, sin que ninguno de los prebostes de la derecha gallega de entonces hiciese nada por apoyar ese empeño de los coruñeses, la instalación en su entorno de un Parador Nacional volvería a ratificar el compromiso total de la administración local socialista con su ciudad.
Eludir la tentación de sobrecargar a la ciudad con el coste de otro de esos museos vacíos que tanto abundan y que nadie va a visitar, otro de esos contenedores culturales sin alma, y plantear a su vez un proyecto como el del Parador dice mucho de nuestro regidor y de su buen juicio; esperemos ahora que la ciudad se una a esa llamada y que juntos, alcalde y vecinos, seamos capaces de hacerla realidad.
R.A.S.