Las millonadas que los clubes pagan con total alegría y muy poca vergüenza a los futbolistas, (cuya única virtud es andar todo el día tocando las pelotas con los pies –habilidad muy loable, desde luego-,) me llevan a plantearme una y otra vez la misma cuestión: ¿esta sociedad está definitivamente derrotada en su idiotez?
Anda el genio de la lámpara, Florentino Pérez, derrochando millones por doquier. Mientras, en las barras de los bares, en la esquina de cualquier calle, en la máquina de café de la “ofis” y en las reuniones de amigotes del alma no se hace otra cosa sino hablar de los “regalácticos merengues” como si fueran dioses del Olimpo. Ya no preocupa que el banco nos reclame un recibo impagado de la hipoteca, o no te preste unas perrillas para la compra de una solución habitacional, ya no preocupa que Zapatero te dé una ayudita -por favor- para acabar el mes... No. Lo importante es que los Botín, González, Blesa y compañía le han dejado la pasta -¡por fin!- a Florentino Pérez para que nos haga felices el próximo invierno. Si en casa no hay para calefacción es igual, un abono a C+ y con el subidón de Cristiano ya entramos en calor, que dios aprieta pero no ahoga. Si un inmigrante deambula moribundo con medio brazo segado qué más da, KK –no el del capuchón sino el carioca- nos redimirá de nuestros pecados con sus certeros disparos al fondo de una red donde dejaremos todos nuestros principios morales y éticos al lado del recambio de guantes del guardameta.
Si el CIS hiciese un sondeo sobre índices de participación en discusiones acerca de los fichajes merengues, o sobre la intención de voto a favor o en contra de Floren, Europa se sonrojaría por su poco poder de convocatoria. Para muchos es más importante un Cristiano hábil que una crisis del demonio, y es más importante “mi equipo del alma” que el futuro incierto de nuestro continente. ¿A dónde vamos a llegar con tantas pelotas? ¿Hasta cuándo seguirá narcotizada esta sociedad?
Me pregunto: ¿La dejadez ciudadana es producto de los malos políticos o más bien los malos políticos son producto de una sociedad enferma y pasota?
Ahora, algunos se echan las manos a la cabeza reclamando topes salariales para los deportistas (curioso, el estado más neoliberal de este mundo, USA, lleva años con topes salariales en la NBA, con cuotas y con limitaciones muy severas en lo que a traspaso de jugadores se refiere), pero el fútbol español fue salvado ya en su día al perdonarle un gobierno socialista una deuda de más de treinta mil millones de pesetas, ahora es habitual y es indultado año sí y año también por sus deudas con la Agencia Tributaria y con la Seguridad Social, por no hablar de los numerosos amaños contables y de las listas de accionistas. Mientras, el “modélico” empresario del ladrillo –paradigma universal del pelotazo inmobiliario- alimenta sus ansias de notoriedad y su ego desmesurado dilapidando millones –que no salen de su bolsillo, ¡valiente empresario!– en unos momentos en que miles de familias españolas se encuentran en una situación de necesidad extrema. Ya es hora de que se tomen medidas acerca de cómo gestionar el deporte para acabar con los oscuros tinglados montados por los presidentes de federaciones deportivas y de clubes que se saltan la ley a la torera y hacen caso omiso de los principios democráticos que deben regir todos los ámbitos de la sociedad.
¡Ay Marx!, cuanto te debemos y cómo te olvidamos! Ahora el opio del pueblo es el fútbol: los fundamentalistas han abandonado los reclinatorios para poblar las gradas de los estadios.
Y nosotros pasando del marxismo para flirtear con el neoliberalismo… eso, con muchas pelotas.
El maqui
Anda el genio de la lámpara, Florentino Pérez, derrochando millones por doquier. Mientras, en las barras de los bares, en la esquina de cualquier calle, en la máquina de café de la “ofis” y en las reuniones de amigotes del alma no se hace otra cosa sino hablar de los “regalácticos merengues” como si fueran dioses del Olimpo. Ya no preocupa que el banco nos reclame un recibo impagado de la hipoteca, o no te preste unas perrillas para la compra de una solución habitacional, ya no preocupa que Zapatero te dé una ayudita -por favor- para acabar el mes... No. Lo importante es que los Botín, González, Blesa y compañía le han dejado la pasta -¡por fin!- a Florentino Pérez para que nos haga felices el próximo invierno. Si en casa no hay para calefacción es igual, un abono a C+ y con el subidón de Cristiano ya entramos en calor, que dios aprieta pero no ahoga. Si un inmigrante deambula moribundo con medio brazo segado qué más da, KK –no el del capuchón sino el carioca- nos redimirá de nuestros pecados con sus certeros disparos al fondo de una red donde dejaremos todos nuestros principios morales y éticos al lado del recambio de guantes del guardameta.
Si el CIS hiciese un sondeo sobre índices de participación en discusiones acerca de los fichajes merengues, o sobre la intención de voto a favor o en contra de Floren, Europa se sonrojaría por su poco poder de convocatoria. Para muchos es más importante un Cristiano hábil que una crisis del demonio, y es más importante “mi equipo del alma” que el futuro incierto de nuestro continente. ¿A dónde vamos a llegar con tantas pelotas? ¿Hasta cuándo seguirá narcotizada esta sociedad?
Me pregunto: ¿La dejadez ciudadana es producto de los malos políticos o más bien los malos políticos son producto de una sociedad enferma y pasota?
Ahora, algunos se echan las manos a la cabeza reclamando topes salariales para los deportistas (curioso, el estado más neoliberal de este mundo, USA, lleva años con topes salariales en la NBA, con cuotas y con limitaciones muy severas en lo que a traspaso de jugadores se refiere), pero el fútbol español fue salvado ya en su día al perdonarle un gobierno socialista una deuda de más de treinta mil millones de pesetas, ahora es habitual y es indultado año sí y año también por sus deudas con la Agencia Tributaria y con la Seguridad Social, por no hablar de los numerosos amaños contables y de las listas de accionistas. Mientras, el “modélico” empresario del ladrillo –paradigma universal del pelotazo inmobiliario- alimenta sus ansias de notoriedad y su ego desmesurado dilapidando millones –que no salen de su bolsillo, ¡valiente empresario!– en unos momentos en que miles de familias españolas se encuentran en una situación de necesidad extrema. Ya es hora de que se tomen medidas acerca de cómo gestionar el deporte para acabar con los oscuros tinglados montados por los presidentes de federaciones deportivas y de clubes que se saltan la ley a la torera y hacen caso omiso de los principios democráticos que deben regir todos los ámbitos de la sociedad.
¡Ay Marx!, cuanto te debemos y cómo te olvidamos! Ahora el opio del pueblo es el fútbol: los fundamentalistas han abandonado los reclinatorios para poblar las gradas de los estadios.
Y nosotros pasando del marxismo para flirtear con el neoliberalismo… eso, con muchas pelotas.
El maqui