La ciudadanía europea ha hablado en las urnas, y dicen que para aplicar políticas liberales prefieren a la derecha, que lleva toda su vida haciéndolo.
La socialdemocracia, surgida como opción descafeinada del socialismo marxista, todavía anda perdida por vericuetos morales, ideológicos y económicos, ha perdido el rumbo; los tiempos de bonanza la han cegado, la tormenta de la crisis la está arrastrando a una isla ideológica de la que no saben volver. En cambio, aquellos que han provocado esta debacle internacional y que se siguen forrando (stock options de ejecutivos de multinacionales en quiebra) han sido reforzados en sus teorías neoliberales, los trabajadores siguen apoyando esas políticas del mercado libre, flexibilidad laboral, contención salarial. La derecha ha conseguido que estos principios “smithianos” sean como la biblia, son actos de fe, y aquel que los trate de poner en duda será tratado como un hereje, un iluminado que lo único que pretende es romper las normas de juego.
Y, desde nuestra perspectiva política, ¿qué tenemos pensado hacer? Desde nuestros principios socialistas, ¿qué novedades proponemos? Por ahora poco o nada, eso sí, sacamos panfletos de economistas que recetan más de lo mismo, soluciones a lo Sarkozy, Merkel y compañía. Pues entonces no nos llevemos las manos a la cabeza: si los socialdemócratas defienden las soluciones de la derecha, mejor votar directamente a la derecha, lógico.
¿Hemos motivado a la población en estas elecciones? ¿Hemos planteado soluciones desde el socialismo para los desfavorecidos? ¿Hemos enarbolado nuestros principios frente a la derecha?
Nos hemos “acojonado”. Parece que todavía da miedo o vergüenza hablar de socialismo, de reparto de la riqueza, admitir que el capitalismo no es la solución, que hay que acabar con la dictadura del mercado, con el consumismo desaforado. Pues la ciudadanía es lo que quiere ver, no quiere medias tintas, una de cal y otra de arena. En estos momentos tiene que haber un compromiso serio, no se puede seguir inflando de millones “ipso facto” a grandes multinacionales y estar dilatando las soluciones que demandan los parados, los autónomos y las familias hipotecadas bajo la hipnótica influencia del ladrillo del los Aznar´s friends.
En Europa las candidaturas de los verdes han recibido un fuerte apoyo, quizás porque en estos momentos son los únicos capaces de proponer ideas diferentes que motivan a una parte del electorado; son curiosamente los que más a la izquierda se mueven, simplemente con postulados sobre respeto al medio ambiente, consumo responsable, apoyo a países con hambruna, control en los recursos naturales, energías alternativas, etc., por cierto, ideas a las que en muchos casos ha recurrido la socialdemocracia para rellenar programa electoral pero sin adquirir ningún compromiso en firme, porque llegado el momento priman los intereses de las multinacionales, de los bancos, de los amiguetes constructores, en fin, de la dinámica del mercado libre.
Todo esto -y no otras variantes- es lo que espanta al votante de nuestro partido: los ciudadanos siempre exigirán más compromiso, más claridad y más responsabilidad a la izquierda que a la derecha, porque espera de la izquierda motivación, utopía, soluciones y a veces hasta milagros, aunque después los rentabilicen la Santa Madre Iglesia y la derecha.
El maqui