A LA INMENSA MINORÍA

Hasta donde yo sé, fue Julián Besteiro, por tantas cosas admirable, el primero que dijo en este partido, hace la tira de años, algo así como que “las minorías tienen que acatar lo que digan las mayorías”. Esta aseveración fue reproducida por Rodolfo Llopis, admirable también en gran medida, con motivo de sus desencuentros con los jóvenes socialistas de la transición, entre los cuales estaba Felipe González, y llevada al paroxismo por Alfonso Guerra, sin duda admirable aunque probablemente no tanto como los anteriores, durante sus largos años como férreo organizador del partido.

Viene esto a cuento, a título de referencia, por la asamblea del pasado viernes en la que un grupo de compañeros obtuvimos un 23% de los votos, lo que, según los estatutos del partido nos otorga la representación de la parte proporcional de los 15 delegados que corresponden a la agrupación socialista coruñesa en el Congreso Provincial del próximo 7 de Noviembre.

Es de agradecer la fluidez y tranquilidad con la que se produjo la votación, la ecuanimidad de la mesa, las acertadas y constructivas palabras que nuestro secretario general nos dedicó a todos haciendo un sano llamamiento a la unidad entre nosotros y frente al adversario común y la deportividad ( y por nuestra parte, la alegría) con la que se acogió el resultado por parte de todo el mundo. En realidad, esto es lógico si se tiene en cuenta que todos fuimos vencedores. Los mayoritarios, por el mayor número de votos conseguido y por haber conseguido aglutinar en la candidatura oficial, supongo que no sin esfuerzo, a sensibilidades distintas con diversos planteamientos. Los minoritarios, entre los que me incluyo, porque conseguimos que nuestra voz, alternativa a la oficial, esté presente en el próximo Congreso Provincial, además de consolidar, con las lógicas dificultades que ello implica, lo que podríamos calificar como una vía complementaria en el socialismo coruñés.

Todo esto significa que en la agrupación socialista coruñesa reina la paz del pluralismo precisamente porque los compañeros que tenemos una visión matizada o alternativa, según los casos, respecto a cómo deberían hacerse las cosas a nivel orgánico, a nivel político local e incluso en cuanto a la relación del socialismo coruñés con el PSdG, no nos permitimos en ningún momento tensionar la agrupación y nos ceñimos siempre a los cauces contemplados en los estatutos aprobados a nivel federal, que son concreción de la exigencia de democracia interna establecida por la Ley de Partidos Políticos, encontrando por ello en la Secretaría de Organización y en la ejecutiva del partido en general el mismo respeto y comprensión que nosotros manifestamos siempre hacia ellos, un proceso que inevitablemente desembocará en una dialéctica fluida entre la “alternatividad” y la “oficialidad” socialista coruñesa muy diferente de las actitudes mezquinas y cainitas que se han planteado, en situaciones similares, en otros partidos como el PP que, viniendo de donde vienen, a duras penas asimilan la lógica democrática.

Por eso me alegro de que nuestros dirigentes a nivel local tengan el talante adecuado para comprender que la existencia de visiones alternativas en un partido democrático como el PSdG es enriquecedora, tanto si se expresan en el seno de la ejecutiva como, en nuestro caso, fuera de ella, siempre que lo hagan, lo reitero, dentro de los cauces estatutarios y desde la lealtad y el respeto. Comprensión que resulta, por otra parte, lógica, habida cuenta del reconocido sentido común que atesoramos en la agrupación socialista coruñesa, el cual nos dice que la política, como la vida, es algo dinámico y que las minorías de ayer pueden ser las mayorías de mañana.

Finalmente, y precisamente como consecuencia de todo lo anterior, estoy seguro de que, cuando toque remar hacia esa gran meta que es la victoria en las próximas elecciones municipales, lo haremos todos coordinadamente y al alimón, aparcando cualquier disonancia o personalismo y primando el interés del partido y, lo que es mucho más importante, de las ideas que representa. Yo desde luego, lo tengo muy claro.

Me ha quedado un poco gallego pero no me importa porque siempre he pensado, a diferencia de algunos, que la galleguidad es una forma positiva de ubicarse en el mundo.

Pablo Arangüena