¿SON NECESARIOS?

El día 20 de Octubre se inauguró un nuevo centro comercial, el de Someso, que en la lista de centros comerciales de esta ciudad, hace el número 9. Allá por el año 1987 abrió sus puertas el Centro Comercial de Cuatro Caminos, aledaño al Corte Inglés, si bien con anterioridad ya se habían inaugurado Continente (ahora Carrefour) y Alcampo. Posteriormente se han ido incorporando nuevos centros comerciales: Rosales, Elviña, el Puerto de Ocio, Bulevar del Papagayo, Plaza de Lugo y Dolce Vita. Este número se verá nuevamente incrementado con la apertura del que será el centro comercial más grande de Galicia, proyecto liderado por tres grandes empresarios gallegos, Manuel Jove, José Souto y José Collazo, a través de la empresa Invest Co, que incorporará Ikea, gigante sueco en el sector de decoración y mobiliario. Este centro comercial, cuyo nombre será Marineda Plaza, tendrá una superficie de 170.150 m2, será el centro comercial más grande de Galicia y constará de 180 tiendas.

Y yo, me pregunto ¿acaso en A Coruña hacen falta tantos centros comerciales? Me gusta pasear por el centro, quizá porque me crié en el barrio de Monte Alto y suelo bajar andando los fines de semana (Calle Real, San Andrés, Plaza Pontevedra) y desde hace bastante tiempo vengo observando un paisaje desolador y un reclamo a gritos de la pérdida de fuerza comercial del centro de la ciudad y como se hunde el pequeño comercio. Letreros de “Se alquila” “Se traspasa” o “Se vende” en bajos comerciales con negocios emblemáticos, pueblan los escaparates cada semana, un letrero nuevo, un negocio que se abre hace apenas un año, tras una reforma y un letrero ilusionante, para abandonar la aventura ante la situación de crisis económica que- digan lo que digan los optimistas
patológicos es una realidad tangible- está asfixiando, para cesar en el intento y no ser más que un recuerdo, con el rótulo ennegrecido, imagen sin duda de abandono, un símil que bien puede describir la situación real del centro de la ciudad.

La zona de La Marina, San Andrés… ¿a dónde se han ido las pequeñas tiendas, las de toda la vida, esas que el dependiente era experto en asesorarte qué camisa te queda mejor, o qué electrodomésticos comprar? ¿No da acaso, una imagen descafeinada del centro, que debiera ser lugar de parada obligada por aquellos turistas de cruceros, siendo un referente de actividad? ¿El Puerto de Ocio es la mejor oferta?
El precio por un local en estas calles tampoco incentiva la incorporación de nuevos negocios, y aquellos a lo que les han terminado el contrato o se jubilan, no ven continuidad, cerrando para siempre, mercerías, zapaterías, textil, jugueterías. El último cierre ha sido en la calle Real, una tienda de referencia coruñesa
“Barros” que se han tenido que trasladar por el término del contrato y el incremento del alquiler. Al menos, no ha cerrado, simplemente, se han reubicado.

Quizá el argumento que pueden darme es que, con la apertura de nuevos centros comerciales, se crea empleo. Permítanme discutirlo. ¿Qué tipo de contratos? ¿Eventuales? ¿Indefinidos con bonificación? ¿ acaso alguno de éstos centros comerciales ha dado empleo a personas que vienen del ramo – esto es, de estas tiendas del centro que se han visto abocadas al cierre- con edades superiores a 40 años? ¿Alguien ha visto empleados en estas nuevas tiendas, gente de 40 a 60 años como dependientes? ¿Acaso no se ve la rotación de personal, gente joven, su primer empleo? ¿Hemos dejado la profesionalidad a favor de la rotación y la juventud con trabajos precarios? ¿Esta es la idea, crear muchos y con gran nivel de rotación? Las ofertas de empleo en esta ciudad ¿hay que limitarla a reponedores, transportistas y dependientes?

Con sinceridad, la apertura de un nuevo centro comercial me deja perpleja e indiferente a la vez. La realidad es abrumadora y evidente para quien quiera verla. La apertura supone que, nuevamente, se vacía el centro para trasladar las zonas comerciales al extrarradio, con las mismas infraestructuras, con los colapsos en accesos como Dolce Vita – ahora con el nuevo centro de Someso- por mucho que refuercen el transporte urbano con nuevos recorridos ( esto daría para otro escrito).

El pequeño comerciante se sigue ahogando y por tanto, sólo los osados, los valientes o tal vez, los ignorantes se atrevan a la apertura de un negocio en el centro de la ciudad, quizá sin tener un proyecto empresarial que pueda estimar el nivel de éxito. Sé lo que me digo. Montar una empresa significa tener un fondo para sostener el negocio que tardará unos 3 años en dar beneficios, con un desembolso inicial fuerte, impuestos que pagar sin exenciones ni incentivos fiscales, y la creación de algún puesto de trabajo que no deja de ser un esfuerzo empresarial por mucho contrato bonificado. Solicitudes de licencias (de obra, de apertura….), reforma y acondicionamiento, altas en servicios de luz, agua, teléfono, seguridad social, renta del local, seguros, nóminas, impuestos…

La buena noticia, según se publicó hace tiempo en prensa es que los promotores de este nuevo centro “Marineda Plaza” pagarán parte del nuevo trazado de la tercera ronda. Lo que yo no sé es, si analizando costes, compensa, ya no me refiero a coste económico sino como ciudad, y en coste humano, de imagen, de ciudad de servicios, estas nuevas aperturas. Qué quieren que les diga, a mi me gustan las tiendas de toda la vida, esas que paseas por la calle con el bullicio de la gente o el encanto de las luces navideñas en escaparates, escuchando villancicos mientras me como un cucurucho de castañas compradas en el castañero de la calle Real.

Eva Martínez Acón.