La rebelión de las masas

Este artículo, va para ti, compañera socialista, y para ti, compañero socialista.

A este partido no lo reconoce ni su padre. Ya sé, enseguida aparecerán los que me critiquen por hablar en público, pero con el espectáculo que están dando las élites, al menos que los ciudadanos tengan claro que las bases estamos en pie de guerra, intentando, por todos los medios a nuestro alcance, que nuestro Partido recupere la identidad de izquierda democrática y socialista que esos mismos cuadros han desfigurado por diversas y sospechosa razones que más tienen que ver con su manifiesta incapacidad para la política.

            No te puedes imaginar, compañera, o más bien sí, el aburrimiento que me produce el escuchar a los restos de estas élites agotadas por el uso y el abuso. Quiero dejarte claro que no se trata de nombres concretos, sino de todos en general, todos aquellos que a fuerza de tratar con el poder se han quedado secos, vacíos, inútiles.

La reiteración de lugares comunes, esa torpeza ñoña que da la soberbia de creerse necesarios o la mala baba de saberse en realidad un estorbo para la excelencia del Partido, toda la parafernalia argumentativa –¡dios, qué sueño!- de quien se quiere mantener en el poder a cualquier precio, incluso al precio de acabar con el socialismo… Todo esto  me produce una sensación entre la angustia y la mala leche, entre el hartazgo y las ganas de dejar la política para siempre, asqueado de la mediocridad y falta de responsabilidad y calidad humana.

“Que así es la política”, “que así es la lucha por el poder…”

¡Dios, qué pesados!

No, compañera, que no nos mientan, en esto han convertido la política a fuerza de confundir los fines con los medios, los objetivos políticos y de transformación social con las aspiraciones personales, el ansia de poder y la necesidad de éxito… Muchos que ahora nos dirigen no son dignos de la confianza recibida por su bajura de miras, incapacidad de liderazgo y carencia de valores. Se caracterizan por ser buenos jugadores de cartas y por la capacidad de rodearse de lo peor de cada casa. Se han dedicado desde su mediocridad a potenciar la selección inversa, el degüello sistemático de los mejores, (no vaya a ser que nos hagan sombra) que termina con las esperanzas de que la maquinaría interna permita que afloren los mejores cerebros y los corazones más apasionados… No queda pasión, no resta ni una mísera gota de ilusión en esas almas grises… ¿Y quieren cambiar el mundo? ¿Con esos mimbres? Estamos de broma.

Yo he visto mujeres como tú luchando toda su vida sin plantearse siquiera pisar la cabeza de otro para salvar el pan de sus hijos, coño, el pan de sus hijos, no la puta poltrona de cuero. Que se vayan a su casa con esa monserga de que tratar con el poder exige congelar los principios hasta un momento que nunca llega. El desprecio del pueblo por la casta política proviene de esa actitud utilitarista diseñada por los incompetentes y los cobardes.

¿Qué estoy soñando? Puede ser. ¿Entonces nos rendimos ante esta hornada de incapaces que están tan acabados como un veterano legionario romano tras treinta años de batallas? Arrojemos un puñado de medallas a sus pies y que se marchen a su casa, que dejen a las bases socialistas el camino hacia la primera línea del frente. Ni tenemos miedo, ni somos tontos, ni nos quedaremos quietos mientras vemos como se pierde la que puede ser la última batalla del socialismo español: la guerra contra nuestra propia incapacidad de regenerarnos, la superación final de toda una generación lógica anclada en el poder… Ellos son ahora nuestro mayor problema, son el lastre que tenemos que soltar de una vez…, nosotros somos la solución, sin medias tintas, sin miedos, esta es la realidad.

  

            Si estos mismos estuvieran trabajando para allanar el camino a las nuevas personas y las nuevas ideas, por dios, sería el primero en alabarlos y respetarlos, pero no, no nos confundamos, con su actitud pierden el respeto de las bases y se ganan su odio… y es de justicia que así sea. Quienes destruyen su carrera política al final son ellos, no somos nosotros, nosotros queremos que se vayan con todos los honores, pero que se vayan YA!

           Te invito, compañera, a sumarte a la rebelión, a que no apoyes a nadie que no salga de las bases o que no demuestre, con sobradas pruebas, que está en plena forma para seguir asumiendo responsabilidades, un puñado entre cien, ni uno más, y estoy siendo generoso.

            Pero te advierto que por mucho que nos revelemos tenemos muy pocas posibilidades de triunfo: son pocos, pero acumulan mucho poder en sus manos; están divididos, pero si lo ven negro se unirán en un trágico final contra las bases; están cansados, pero han diseñado el Partido para que su permanencia sea cuesta abajo; no tienen ideas, pero enseguida usan los mecanismos internos para recolectarlas de las bases, sí, de nosotros mismos; son débiles, pero tienen una imagen construida y nosotros estamos acostumbrados a seguirlos; están acabados, pero nosotros no conseguimos unirnos para comenzar de nuevo… Nos intentarán dividir para permanecer, cuanto más divididos mejor para ellos, no tienen otra posibilidad de victoria, victoria que será la derrota de todos… trágico, compañera, trágico, pero cierto.

            Saludos y nos vemos, compañera, en las barricadas que tenemos que levantar en los pasillos, en los despachos, en las Asambleas.

            Carlos Raya

            Militante del Partido Socialista Obrero Español