SULFATEMOS CAÑERÍAS

De todos es sabido que las prisas no suelen ser buenas consejeras, y la sabiduría popular ( que es la sabiduría empírica) dice aquello de “ vísteme despacio que tengo prisa”.  Empezamos con el “divorcio exprés” ( necesario y urgente), seguimos con los “desahucios exprés” ( otra cosa es la demora de los juzgados y lo saturados que estén pero sin duda, también se necesitaba celeridad en esto) y finalmente los congresos y por consiguiente, liderazgos exprés. Lo exprés está de moda.

En poco más o menos de un mes, se pretende reformular el proyecto socialista, celebrar asambleas para que las bases se pronuncien, elegir delegados y hacer un congreso en el que dar carpetazo a la mayor debacle electoral de la historia del PSOE.

Pero lo más curioso es que quienes parecen encauzar esta renovación, son los principales responsables de la pérdida de la confianza de los electores, los que han sido autoindulgentes con sí mismos y atribuyen la pérdida de las elecciones a elementos externos, sin realizar una verdadero análisis de las causas de la derrota y asentar los cimientos de una renovación real. Porque para algunos, la renovación, es como la estrategia del camaleón, que para subsistir, se adapta al medio que toca. A los que queremos renovar, mutan ahora como renovadores a fin de mantenerse en el meollo y seguir conservando sus asientos, silbando y mirando para otro lado como si la cosa no fuera con ellos.

Si los pasos lógicos tras el tsunami electoral que nos ha barrido de las instituciones y gobierno, serían un diagnóstico sobre las causas, una crítica objetiva y sin eufemismos autojustificativos, la apertura de un debate con los militantes y representantes de la sociedad para escuchar sus opiniones, y una revisión de los valores de izquierda, nos encontramos con congresos exprés donde los mismos que perdieron se postulan directa o indirectamente, donde se habla de “líderes de tránsito” para encauzar el partido, que luego no son tales ( a ver quién deja el asiento una vez “saneado” el partido) y  maquillamos la realidad que no es otra que seguir los que ya estaban, ahora con apariencia renovadora, pero con las mismas caras al frente, por mucho que las ejecutivas se hayan renovado. Si la cara visible es la misma de hace años, ¿ cómo creen que se sentirán los ciudadanos votantes del PSOE? ¿ no creerán que esa simulada “renovación” no es más que una tomadura de pelo?.

Este partido no puede permitirse decisiones ni líderes exprés. Este partido debe recuperar sus señas de identidad, y adaptarse a un sociedad en constante cambio y supeditar, por tanto, ( porque es la génesis de este partido) su existencia a los ciudadanos y sus necesidades, y no a las ambiciones personales de unos pocos en detrimento de una sociedad que necesita un partido de izquierda que defienda sus derechos. 

 Cuando votamos y elegimos a nuestros representantes tanto en las asambleas como en los congresos, debemos hacerlo, ante todo, pensando que quienes formarán parte de esos órganos, son los mejores, los que pueden defender nuestro ideario.

Y al igual que el ideario ha de adaptarse a las demandas sociales sin perder la esencia por el que se creó, lo mismo ha de hacer la estructura de nuestra organización. Hacer un partido más social, que se adapte a las demandas de los ciudadanos, que fomente la participación interna, que no se enroque en sí mismo y se flexibilice en su funcionamiento, dinamizándolo. Modificar su estructura, más horizontal que vertical, priorizar capacidades sobre amistades, incentivar la empatía con los ciudadanos, no mimetizarnos con el partido de la oposición para no perder nuestra esencia e identidad, recuperar la credibilidad con políticas de izquierda, exponer un ideario y proyecto ya, sin perder más tiempo en luchas internas para copar el poder…

Como militante considero que tenemos una responsabilidad, priorizar nuestro voto en las asambleas para conseguir los mejores representantes para llevar a cabo todas estas tareas. De nuestro voto dependerá el futuro de esta partido, la posiblidad de volver a recuperar la confianza de nuestros votantes y el poder hacer esas políticas de izquierdas tan necesarias.  

Somos un partido crítico, y esto significa que debemos seguir conservando nuestro inconformismo, con los demás y con nosotros mismos, nuestras ideas y nuestro funcionamiento. No se es más leal el que asiente pese a su disconformidad. Es leal aquel que aprende a reconocer sus errores, los expone, los debate y los asume. Y recuperar el espíritu crítico es tan necesario como la subsistencia de este partido. Militamos porque pensamos, porque debatimos, no para asentir o aclamar.  

Hago mía esta frase que leí el otro día de Carlos Carnicero: “ El PSOE se reconstruirá cuando sus militantes tomen el mando de organización y sulfaten las cañerías donde están adheridos quienes quieren el poder aunque sea a costa del partido. “

Sulfatemos las cañerías, no permitamos líderes de tránsito, demos confianza a nuevos compañeros que recuperen la esencia del socialismo, sin tutelas, ni pigmaliones.

Eva Martínez Acón